Caixabank y Bankia han inaugurado el segundo capítulo de la consolidación bancaria en España a lo grande. Una década atrás, la absorción de las entidades en problemas supuso el pistoletazo de salida. En aquel momento, la clave estaba en asegurar la viabilidad y la solvencia. Hoy, la guerra es de tamaño.
Las fusiones buscan aumentar el tamaño para así reducir el apalancamiento operativo, reducción de costes fijos, e incrementar su poder de fijación de precios. En otras palabras, ser lo suficientemente grande para no ser comido. Por ello, la operación de los anteriores obliga al resto a moverse, pero sobre todo a BBVA y Banco Sabadell.
A todo esto, el mercado bancario español posee una característica curiosa. No hay día en el que no se oiga que en España sobran miles de oficinas, lo que Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, llama «exceso de capacidad». Sin embargo, la predisposición de la banca para cerrarlas es poco ambiciosa. Sin ir más lejos, pese al impulso en materia de digitalización provocado por el covid-19, las firmas solo tienen pensado cerrar unas 800 sucursales este año, un 5,6% del total. Una cifra muy pequeña. Para hacerse una idea, solo Inditex prevé cerrar cerca del 25% de sus locales en el país en dos años.
En otras palabras, las entidades españolas tardarían hasta cinco años en reducir una cuarta parte su número de sucursales. Y probablemente necesitarán todavía más cierres para ser rentables. Entonces, ¿cuál es el problema? La respuesta es que los bancos están jugando a lo que los académicos llaman guerra de desgaste (‘war of attrition’). En resumidas cuentas, cada firma retrasa la liquidación de sus sucursales ante la expectativa de que otras lo hagan antes y así robarle parte del negocio. En este sentido, las fusiones juegan un papel fundamental.
BBVA, MÁS RENTABLE CON SABADELL QUE CON BANKIA
Al fin y al cabo, una fusión entre dos entidades permite mantener el negocio al mismo tiempo que se cierran las oficinas más próximas. Es una solución de equilibrio dentro de esa guerra de desgaste. Por eso, ahora mismo el interés está en las operaciones nacionales y no en las transfronterizas (esas vendrán más adelante). En este sentido, el movimiento que siempre generó más expectativas fue la de Banco Sabadell y Bankia, también por ello, que finalmente haya sido Caixabank (que tiene una dispersión geográfica similar a la firma del Vallés) también tiene mucho sentido.
La segunda más rentable para los analistas, entre ellos los de JPMorgan, era la de BBVA y Banco Sabadell. De hecho, en un informe de 2019 los profesionales del banco de inversión explicaban de manera precisa: «Desde un punto de vista estratégico, encontramos que una adquisición por BBVA de Banco Sabadell tiene más sentido que la de Bankia, ya que generaría más ganancias por acción. Además, la entidad combinada tendría una mejor combinación de cartera crediticia y vemos un mejor apalancamiento operativo y de retornos».
Más allá de la necesidad de una mayor escala para enfrentarse a Banco Santander y a la nueva Caixabank, la combinación de BBVA y Sabadell tendría otras muchas virtudes. En primer lugar, un balance más equilibrado. Así, la operación le permitiría a la entidad que preside Carlos Torres reducir el peso de las hipotecas en el nuevo balance al 38%, desde el 44% inicial. Una caída compensada con un incremento en el porcentaje de préstamos a empresas que subiría del 32% al 38%. Gracias a la presencia en pymes de la entidad liderada por Josep Oliu. En segundo lugar, unas sinergias totales de hasta 1.300 millones, según los cálculos de JPMorgan.
BBVA Y SABADELL LÍDER EN CATALUÑA O PAÍS VASCO
Pero la guerra del tamaño no se mide a nivel de país, donde ganaría la nueva Caixabank con cerca de un 25% frente al 22% resultante de la unión de BBVA y Sabadell, sino en batallas regiones. De hecho, las compras o fusiones en los últimos años han seguido un patrón común, según han descubierto los últimos estudios. Así, la probabilidad de que una entidad pueda adquirir o fusionarse con otra aumenta cuando la más pequeña tiene una mayor presencia en mercados locales. Esas probabilidades aumentan de manera considerable a medida que la cuota de mercado es mayor.
Así, la gran baza de la posible alianza entre Oliu y Torres es que la nueva entidad resultante sería capaz de arrebatar algunos territorios claves a la nueva Caixabank. El ejemplo más claro se ve en Cataluña, la segunda región más importante de España a nivel económico. Así, la unión de Bankia y Caixa suma una cuota de mercado del 37% en la región, muy por encima de sus competidores. Pero BBVA más Sabadell alcanzaría el 41% de este mercado, tras una hipotética fusión. Además, ambos dejarían muy por detrás a Banco Santander.
Algo parecido ocurriría en el País Vasco de tal manera que la fusión de bilbaínos y catalanes obtendría un 23% del negocio en la región, superando así a Caixabank que tendrá un 18%. También a Santander que posee un 15%. En definitiva, que una de las claves de la unión de BBVA y Banco Sabadell será ganarle la batalla regional al nuevo gigante bancario emergido de Caixabank y Bankia. De hecho, si se mantienen las cifras actuales superaría en tres de las cinco comunidades autónomas españolas con más PIB per Capita (Cataluña, País Vasco y Aragón) en cuota de mercado. Una baza que probablemente no querrán dejar pasar.