Desde que comenzó la pandemia del COVID-19 el grupo de las embarazadas ha sido uno de los que más han preocupado. En un principio y debido a la falta de conocimiento sobre la nueva infección. Durante los primeros meses se pensaba que la infección de la gestante no suponía un mayor riesgo para el parto o para el niño; sin embargo, tras meses de estudios esta percepción está cambiando.
Ginecólogos de 45 hospitales de toda España incluidos en el Grupo de Emergencia Obstétrica Español y que realizaban PCR sistemáticos a las embarazadas que trataban en sus centros y en el que ha participado el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid han analizado la evolución de la gestación de más de mil embarazadas de las que cerca de un cuarto (246 embarazadas) eran COVID positivo. El objetivo era comprobar la gestación de las embarazadas afectadas por COVID-19 y las gestantes sanas y verificar si la infección afectaba a la gestación y el parto. «Se ha comprobado que las embarazadas afectadas por la infección tenían más posibilidades de parto prematuro, rotura prematura de membranas y son más propensas a necesitar el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos que las gestantes no afectadas por la infección», detalla la Dra. Olga Nieto, responsable de la Unidad de Obstetricia del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y una de las autoras del estudio.
Entre las 246 embarazadas incluidas en el estudio afectada por COVID-19, 174 fueron asintomáticas; 24 padecieron síntomas moderados (tos, anosmia o incomodidad); dos mostraron neumonía moderada y otras dos sufrieron neumonía grave.
La doctora Nieto cree que estos datos apoyan la importancia de la realización de PCR a todas las gestantes para conocer si están o no infectadas: «Creemos que el cribado de las embarazadas, incluso las asintomáticas, ayudará a plantear un control más estrecho de su gestación de las afectadas».