El coronavirus ha cambiado la vida de la población alrededor del globo, las mascarillas son imprescindibles para evitar más contagios mientras se produce una vacuna capaz de acabar con este terrible virus. Pero no todas son válidas para protegerte a ti y a los que te rodean, es por ello que debes prestar atención a lo que estás comprando.
Lo más seguro son las mascarillas quirúrgicas, sabemos que funcionan sí o sí y que a las 4 horas hay que cambiarlas. Pero en el mercado encontramos una gran variedad de estos elementos de protección, y saber si son de calidad o no, no siempre es fácil. Y es que el fabricante no te va a decir que su producto no es adecuado, le interesa vender. Así que como son muchas las mascarillas que no respetan la normativa establecida, te dejamos la forma para descubrir si tus mascarillas son de calidad o no.
3Cuidado de la mascarilla
Si después de hacer estas pruebas descubres que tu mascarilla sí es de calidad, debes tener algo en cuenta, hay que cuidarla. Como se lleva advirtiendo desde el inicio de la pandemia, el lavado de manos con agua y jabón es muy importante, y si no se puede, el uso de gel hidroalcohólico. El modo correcto para lavarte las manos ya deberías saberlo, ya que la Organización Mundial de la Salud se preocupó de que todo el mundo estuviera al tanto de cómo hacerlo.
Cuando salgas a la calle, aunque te laves a las manos, debes hacer una correcta manipulación de las mascarillas. Tanto para quitártela como para ponértela, toca únicamente las gomillas que van tras el cuello o las orejas. Por supuesto, no se te ocurra tocar el interior de la mascarilla con tus manos, ya que te estás arriesgando a contaminarla y respirar directamente las bacterias o virus que hayas introducido en ellas. Pero los errores más graves los encontramos en la utilización, ya que son muchos los que las usan de sujeta papada, o colgando de la nariz, o incluso cubriendo la boca y dejando la nariz al descubierto.
Y aún hay más errores, como el de llegar a un bar y dejar la mascarilla en el codo e incluso encima de la mesa. Este es de los errores más graves. Lo mejor es que te hagas con una bolsita o pequeño compartimento para guardarla mientras que no las estás usando. Este debe estar limpio y desinfectado, de forma que puedas preservar la vida de tus mascarillas.