La toma de control del nuevo consejero delegado de Orange España, Jean Françóis Fallacher, no ha dejado indiferente a nadie. De hecho, su carta de presentación parece toda una declaración de intenciones. Así, bajo el nuevo mandato de Fallacher la filial ha ordenado hasta trece despidos en tres semanas, una cifra que llevaba años sin verse. Unas salidas marcadas por su «nula empatía», dado que se han llevado a cabo de forma telemática. Y, por último, mano de hierro al distanciarse de las empresas del sector y mantener la asistencia obligatoria a la oficina, incluso para aquellos residentes en zonas confinadas de Madrid que no usan transporte público.
Fallacher ha llegado a España en uno de los contextos más difíciles que recuerda el sector. A lo largo de los últimos años, los analistas vaticinaban años complicados por una encarnizada competencia que ha provocado una guerra continuada de precios (que dañaba márgenes). Un contexto que ahora tiene dos elementos todavía más problemáticos: nuevos competidores, como la poderosa Virgin Telco o la expansión a nivel nacional de Euskaltel. Una crisis sanitaria que ha desembocado en otra económica, cuyo duración y virulencia todavía no se alcanza a entender. Bajo estas premisas, a las firmas solo las queda meter la tijera para cuadrar sus cuentas.
Un ambiente ideal para el francés. De hecho, Fallacher ha logrado notoriedad y fama en el grupo naranja por su condición de ejecutor, como demostró en su paso por la filial polaca del grupo. De hecho, los analistas se «sorprendieron» en más de una ocasión por los recortes de gasto efectuados por el galo. Así, en sus cuatro años al mando consiguió hacer crecer la cuenta de resultados con fuerza pese a que el volumen de ingresos se mantuvo plano. La clave estuvo en su estricto control de gastos, en una importante reducción de la plantilla (el número de trabajadores se redujo un 27% y un 13% los costes laborales) y su decidida apuesta por las externalizaciones.
ORANGE, TRECE DESPIDOS «COMO AVISO»
«Este no era el modo, la tarjeta de presentación ha sido muy mala», explican fuentes internas de la empresa acerca del inicio de mandato del Ceo. De hecho, los trece despidos que ha acumulado Orange España en septiembre (que pueden ser más en los próximos días) es una cifra prácticamente récord en los últimos años. En principio, la excusa que ha ofrecido el propio Fallacher es que muchos de los ceses forzosos han sido decisiones anteriores, pero que se han concentrado en estas semanas dada la situación excepcional que se vive.
Aun así, los sindicatos temen un trasfondo diferente (y perverso). Así, desde CCOO señalan que Fallacher podría buscar que Orange vuelva a las recetas antiguas de «crear un ambiente de miedo e inseguridad, fomentar un clima laboral de tensión y ansiedad, qué según los viejos manuales de jefe carca y dañino, haga que nadie se duerma”. Una estrategia que, además, justificaría el hecho de que algunos de los despidos hayan sido de forma telemática, lo que supone «un desprecio» para los empleados. «Creemos que las trabajadoras y trabajadores de Orange merecemos más consideración y respeto».
Todo lo anterior ha provocado un sentimiento de intranquilidad en la plantilla que se amplifica a través de los sindicatos. «Estamos muy preocupados por la deriva que está tomando la dirección en cuanto al empleo y desconocemos si estos despidos son la antesala de otros muchos, ya que todavía no tenemos fecha ni convocatoria de la Comisión de Interpretación del Convenio y Empleo», señalan fuentes sindicales a Merca2. Con ello, parece que la idea inicial del galo ya está conseguida.
FALLACHER, UNA CAL Y OTRA DE ARENA
Pero no todo puede ser tensión en una empresa. Así, Fallacher ha preferido optar por la opción de dar a la plantilla una de cal y otra de arena. El Ceo se reunió el pasado viernes con los sindicatos para trasladarles «un mensaje de tranquilidad» acerca de la situación de la compañía pese a los despidos. Aunque no quiso ir a más. «La reunión fue puramente protocolaria (…) una primera toma de contacto donde no se profundizaron en cuestiones relativas a la complicada situación del negocio», señalan fuentes presentes en la misma.
Por último, Fallacher quiso extender el mensaje de tranquilidad hacía el futuro y señaló que no hay a la vista un posible ERE masivo en Orange. Una afirmación que desde distintas fuentes del mercado desmienten. De hecho, la apuesta del sector es que la compañía podría implementar un profundo plan de reestructuración a lo largo del 2021, aunque podría anunciarse en el primer trimestre del mismo. La razón es la complicada situación, ya descrita, del negocio junto a que el control de gastos no ha funcionado correctamente en los últimos años.
De hecho, los costes operativos o más específicamente los salarios y sueldos en España han crecido muy por encima de los registrados a nivel de grupo. «Se han hecho esfuerzos internos para contener el gasto, pero no han sido suficientes», aclaran fuentes internas de la firma. Por ello, se «castigó» al anterior director financiero, Diego Martínez, y también por esto mismo, el anterior consejero delegado, Laurent Paillassot, no continuará en Orange. En definitiva, más presión para un sector que lleva muchos años viviendo al límite.