Comer es uno de los grandes placeres de la vida. El inconveniente para muchas personas es tener que controlarse a diario para no excederse en las cantidades o en las grasas. Una mala alimentación, más allá de hacernos engordar, puede derivar en problemas de salud. La clave está en comer de todo y, muchas veces, en cómo cocinar los alimentos. Las alitas de pollo son uno de los productos más recurrentes en los hogares por su bajo coste, pero a la sartén no son más que un exquisito pollo con altos niveles de grasa. Sin embargo, hay otras formas de degustarlas que no solo son más sanas, sino que están muchos más ricas.
4HORNEAR LAS ALITAS DE POLLO
Cuando hayan estado un rato con la mezcla del aceite, el ajo y el perejil, ponemos las alitas sobre la cebolla en la bandeja de horno. Y echamos un poco de limón (muy poco). Tendremos el horno precalentado a 180 grados. Después introducimos la bandeja en el horno. Tras 30-35 minutos deberemos dar la vuelta a las alitas y aprovecharemos para rociarlas bien de limón. Después, las volveremos a introducir en el horno otros 30 minutos. El objetivo es que las alitas se doren bien por ambos lados. Ese será el momento en el que sepamos que están en su punto. Ahora comentamos cómo quedan y porque no engordan nada.