El consumo de huevos fritos en España está documentado ya en el Siglo de Oro, cuando el gran Velázquez inmortalizó a una de sus musas elaborando este plato que se ha convertido en uno de los favoritos de los españoles. No hay restaurante que no incluya algún tipo de ración con huevos fritos (o tapas), o familia que no disfrute de unos buenos huevos frescos fritos y con patatas. Forma parte de nuestra gastronomía. Aunque muchos lo consumen con remordimiento pensando en la cantidad de calorías y grasas que estará sumando a su dieta. Sin embargo, hay formas de cocinar y comer el huevo frito para que no engorde nada de nada. ¿Te interesa saber cómo?
De hecho, el principal punto de partida a considerar es nuestra propia tolerancia al huevo. No hay dos personas iguales en cuanto a la capacidad de su organismo para tolerar y digerir el huevo cuando está pasado por la sartén. ¿Realmente engorda el huevo frito? ¿Cuánto? ¿Cómo prepararlos para que no engorden ni un gramo?
4A LA PLANCHA: POCO ACEITE, AUNQUE SIN PUNTILLA
Hay muchos que defienden que el huevo al horno no se trata en realidad de un huevo frito. Realmente no lo es; está asado, y el punto de la yema, su textura, es muy diferente. Para conseguir el mismo efecto de no grasa, pero que la yema esté untable en pan o cualquier otro manjar con el que decidamos acompañarlo, lo mejor es hacer el huevo frito a la plancha. No mancha tanto, y además puedes aprovechar para sumar cualquier carne sin más calorías que las del propio alimento. Aquí apenas se utiliza aceite, así que tampoco añades grasas.