A pesar de ser una mujer con estudios superiores y una educación de la que siempre ha estado orgullosa, parece que la Reina Letizia no sabe controlar demasiado bien sus impulsos, o al menos no sabe demostrarlo ya que son muchas las ocasiones en las que Letizia ha ofendido a las personas monárquicas que respetan la corona con sus modales.
Ya sabemos que, en su pasado, Letizia fue una mujer republicana y muy activista, y parece que conserva algo de este pasado en la actualidad. Esto es completamente normal ya que cambiar los ideales de una persona no es tan fácil como parece. Si ella ha estado en contra de la corona durante toda su vida, es incluso comprensible que no acepte del todo su cargo.
Ahora bien, ¿Le da esto libertad para ofender a las personas que sí que creen en la corona? Lo cierto es que no, especialmente desde su posición. Es importante que, en estos casos, la educación reine sobre los ideales. Aún así, ella no puede evitarlo.
A continuación vamos a ver algunos de los gestos y del lenguaje no verbal de la Reina Letizia. No tiene desperdicio.
7Su desprecio hacia el resto del mundo
Sabemos que a Letizia, por norma general, no le gusta estar rodeada de gente, pero no le queda otra al ser la Reina de España. Aún así, en vez de comportarse, la Reina Letizia suele mostrar su lado más maleducado en las situaciones menos apropiadas.
Una de esas ocasiones fue cuando Letizia y Felipe se encontraron con Carlos González-Garcés. El ex concejal de fiestas del Ayuntamiento de A Coruña estaba muy emocionado al estar junto a los Reyes de España, pero a Letizia no se le veía la ilusión por ninguna parte, es más, estaba impaciente por irse.
González-Garcés se acercó a los reyes, los saludó con todo el respeto del mundo y, acto seguido, se puso a hablar con Felipe del clima. En esos momentos, Letizia pronunció una frase que no le sentó nada bien al ex concejal, ni a cualquiera que estuviese a su alrededor. La Reina Letizia comentó con su marido lo siguiente: «si te paras con cualquiera, no vamos a terminar nunca». A ella le daba bastante igual si había ofendido a alguien, lo único que quería era salir de allí.
El caso es que no solo le pasó con Carlos González-Garcés. También la hemos visto ser desagradable con los empleados de El Corte Inglés o con muchas personas que se acercan a saludarla.