El guacamole es uno de los platos estrella de gastronomía mexicana y probablemente el más degustado fuera de sus fronteras. Es uno de esos sabores que ha conseguido conquistar al mundo entero hasta el punto de que en algunos países ha provocado un aumento de la producción de aguacates. La locura del guacamole ha llegado al siglo XXI, aunque es una preparación cuya antigüedad se remonta a época prehispánica, concretamente a la cultura tolteca, y estaba vinculado a la mitología.
Su éxito actual ha empujado a todos los supermercados a contar con una o varias marcas de guacamole preparado, que resulta una opción ideal para aperitivos improvisados o una cena informal de picoteo. Sin embargo, prepararlo en casa es muy sencillo y el sabor supera con creces al envasado, aunque hay algunos trucos que debemos tener en cuenta para que quede óptimo.
4CONSEJOS
El guacamole debería servirse y consumirse recién hecho porque el aguacate se oxida muy rápidamente, a pesar de que el zumo de lima intenta contrarrestar ese efecto. El truco de dejar el hueso de la fruta dentro, no sirve de mucho, y aunque podamos retrasar un poco el oscurecimiento, lo mejor es tomarlo cuanto antes. Si no es posible prepararlo en el momento, debemos conservarlo en la nevera, guardado en un recipiente hermético envasado al vacío o perfectamente tapado con papel film para evitar que la mezcla esté en contacto con el aire. El guacamole se toma generalmente acompañado con nachos o totopos, que se encuentran muy fácilmente en cualquier tienda. Pero las opciones son muchas: por ejemplo, podemos preparar unos tacos, incluirlo en ensaladas, tostas o rellenar hojas de endivia.
