El guacamole es uno de los platos estrella de gastronomía mexicana y probablemente el más degustado fuera de sus fronteras. Es uno de esos sabores que ha conseguido conquistar al mundo entero hasta el punto de que en algunos países ha provocado un aumento de la producción de aguacates. La locura del guacamole ha llegado al siglo XXI, aunque es una preparación cuya antigüedad se remonta a época prehispánica, concretamente a la cultura tolteca, y estaba vinculado a la mitología.
Su éxito actual ha empujado a todos los supermercados a contar con una o varias marcas de guacamole preparado, que resulta una opción ideal para aperitivos improvisados o una cena informal de picoteo. Sin embargo, prepararlo en casa es muy sencillo y el sabor supera con creces al envasado, aunque hay algunos trucos que debemos tener en cuenta para que quede óptimo.
3PREPARACIÓN
Comenzamos picando la cebolla muy finamente y después hacemos lo mismo con el chile jalapeño. Por otro lado escaldamos el tomate, sumergiéndolo en agua hirviendo durante 30 segundos y después lo metemos en un recipiente con agua helada para detener la cocción. Lo pelamos, retiramos las semillas y lo troceamos en daditos muy pequeños.
A continuación lavamos el cilantro y seleccionamos las hojas, que es lo que vamos a utilizar. Las picamos bien, procurando utilizar un cuchillo bien afilado que permita un corte limpio. Partimos la lima por la mitad y exprimimos solamente una de las partes. La otra mitad nos servirá para el siguiente guacamole o para otra preparación que hagamos.
Para finalizar abrimos los aguacates y colocamos la pulpa en un bol grande. La aplastamos con un tenedor y añadimos los ingredientes que hemos preparado, sazonamos y removemos con cuidado. La textura del guacamole tradicional es grumosa y se pueden distinguir los ingredientes, a diferencia de los preparados de fábrica que están totalmente mezclados como una crema.
