El guacamole es uno de los platos estrella de gastronomía mexicana y probablemente el más degustado fuera de sus fronteras. Es uno de esos sabores que ha conseguido conquistar al mundo entero hasta el punto de que en algunos países ha provocado un aumento de la producción de aguacates. La locura del guacamole ha llegado al siglo XXI, aunque es una preparación cuya antigüedad se remonta a época prehispánica, concretamente a la cultura tolteca, y estaba vinculado a la mitología.
Su éxito actual ha empujado a todos los supermercados a contar con una o varias marcas de guacamole preparado, que resulta una opción ideal para aperitivos improvisados o una cena informal de picoteo. Sin embargo, prepararlo en casa es muy sencillo y el sabor supera con creces al envasado, aunque hay algunos trucos que debemos tener en cuenta para que quede óptimo.
1ELEGIR LOS INGREDIENTES
La materia prima siempre es un pilar básico en cualquier receta. En el caso del guacamole, solo vamos a necesitar unos pocos ingredientes, por eso es importante elegir la mejor calidad. Comenzaremos por el aguacate, la clave de esta deliciosa salsa mexicana. Es fundamental que esté en su punto exacto de maduración y elegiremos preferiblemente los que conserven el pedúnculo y cuya pulpa ceda ligeramente al tacto. La cebolla puede ser morada, blanca o cebolleta, que podemos remojar unos minutos antes si nos resulta un poco indigesta. El cilantro tiene que ser fresco, este punto es importante. En cuanto al picante podemos elegir entre chiles, jalapeños o tabasco (o combinarlos), aunque este último no se suele utilizar en la receta original. Algunas personas ponen una pizca de ajo, pero esta es una versión del guacamole muy particular.
En cuanto al tomate, las opiniones son encontradas, incluso entre los propios mexicanos. Quienes prescinden de él dicen que deja a mezcla oscura y acuosa, pero sus partidarios sostienen que le da un toque especial. Si optamos por incluirlo, lo recomendable es utilizar tomates que no estén demasiado maduros y retirarle la piel.
