La llamada “nueva normalidad” supone grandiosos retos para cualquier empresa. Ante el riesgo de contagio causado por el auge de los rebrotes, es preciso cumplir con las normas de seguridad e higiene en la medida de lo posible. Desde lavarse las manos y portar mascarilla hasta el cambio de noción respecto un elemento tan trivial como puede parecerlo una mesa de oficina.
Un contexto pandémico
Los retos que ha planteado la pandemia de la Covid-19 han supuesto un gran desafío para muchos de los procesos ordinarios y corrientes que realizamos en nuestro día a día. No sólo las instituciones y las administraciones públicas se han visto empujadas a decretar un estado de alarma, sino que hoy en día los rebrotes suponen también una amenaza contra la que es preciso protegerse. Como es sabido, las zonas de riesgo de contagio radican especialmente en aquellos espacios donde es posible, y en realidad frecuente, la aglomeración. Y es por dicho motivo que, si no es posible evitar un encuentro más o menos numeroso, es imprescindible blindarse preventivamente.
Como es evidente, y desconsiderando rotundamente la opción de abandonar el trabajo, las oficinas son recintos favorables al contagio. Dado que la transmisión del coronavirus puede suceder mediante la emisión de pequeñas gotas de nuestra tos o de algún estornudo, incluida la saliva, las medidas de seguridad perciben el distanciamiento social como un eficaz remedio. Algo que, aunque pudiese parecer improbable en unas oficinas, es totalmente posible si se dispone de unas adecuadas mesas de reuniones. Y ante la pregunta sobre cómo mantener distancia a través de una buena mesa de oficina, sólo cabe una respuesta: adquiriendo modelos de alta calidad, versatilidad y, cómo no, diseño.
El riesgo de contagio
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Covid-19 puede transmitirse de un individuo a otro mediante el contacto directo, indirecto e incluso cercano. Sobre todo, a través de la saliva, las gotículas u otras secreciones respiratorias que pueden expelerse de nuestra nariz o boca cuando tosemos, estornudamos, hablamos o incluso cuando cantamos. Agravando el rango de afectación, el coronavirus puede transmitirse incluso a un metro de distancia. Razón por la que, además de una espaciosa mesa de reuniones, es preciso hacer uso de la mascarilla y lavarse las manos frecuentemente a fin de no contagiar a nadie mientras compartimos pareceres o estrechamos la mano cerrando un buen trato.
A menos que se trate de una empresa estrechamente vinculada con el entorno natural y al aire libre, la mayoría de reuniones se llevan a cabo en una habitación cerrada y separada del resto de departamentos de una compañía. Si la opción de dejar la puerta y las ventanas abiertas para no cargar el recinto no es una opción contemplable, quizás a raíz de ciertos motivos de confidencialidad y privacidad, es preciso, al menos, mantener la distancia. Gozar de una buena mesa de reuniones, ancha, que permita la separación mínima admitida por la OMS, es una buena manera de hacerlo. Pero, además, es también preciso efectuar las tareas de higienización y saneamiento correspondientes.
Desinfección de superficies
Asumida la necesidad incontestable de lavarse frecuentemente y bien las manos con algún producto desinfectante proporcionado por cualquier farmacia o establecimiento, además del indispensable cubrebocas, no hay que olvidar la posibilidad de una transmisión indirecta. En ese sentido, algunos objetos y superficies pueden quedar contaminadas por las mismas gotículas que expelamos en los casos antes mencionados. Por ello, una superficie como lo es una mesa de oficina puede quedar expuesta al coronavirus. Con lo que, en caso de tocarla y llevarnos las manos a la boca o a la cara, podríamos contagiarnos de forma totalmente inadvertida.
Es tarea de todos, por tanto, desinfectar debidamente todo cuanto pueda ser un foco físico de infección en la oficina. No sin antes atender a un criterio clave en dicho contexto, como lo es el material de las mesas. En tareas de desinfección, resulta mucho más cómodo y sencillo contar con superficies lisas, no porosas, y que puedan limpiarse e higienizarse con facilidad y rapidez. Además, dada la constante incidencia de un producto desinfectante, una mesa porosa podría absorberlo inadvertidamente perjudicando su integridad. Motivo por el que una elegante mesa de cristal, o un modelo más asequible en metacrilato, pueden ser capitales para evitar contagios.
Entre lo estético y lo seguro
La normativa de precaución ante los rebrotes también remarca que, ante cualquier posible caso de contagio, dicho empleado sea puesto en cuarentena y, dependiendo del grado de riesgo, se suspenda la actividad de la empresa al menos durante 15 días. Una parada de tal duración puede suponer grandes pérdidas en cualquier negocio que precise de la perseverancia y el empeño para alcanzar sus objetivos. Por no hablar de la salud de quienes integranproductivamente dicha empresa. Ambas, razones válidas y obvias como para contribuir a la seguridad y la higiene de cualquier entorno empresarial en contextos de pandemia.
Asimismo, invertir hoy en mesas de oficina o de reuniones no debe suponer ningún tipo de sobresalto para ninguna empresa. En absoluto. Además de, con ello, establecer un protocolo eficaz de distanciamiento social, las mesas ofrecidas por firmas como Ofiprix, ahora con una oferta de descuento del 24%, permiten también una remodelación del aspecto interno de la empresa gracias a la variedad de su catálogo. Porque cuando arrecia la pandemia, no está de más apaciguar el alarmismo con un poco de buen gusto que gradúe debidamente el sentido común de las empresas.