Los debates con la leche son uno de los más intensos y habituales en cuanto a rutinas alimentarias e incluso a la necesidad o conveniencia de tomar lácteos de adultos. El otro factor curioso es la gran variedad de leches que inundan los estantes de los supermercados, donde casi la entera es la menos visible. Entera, semidesnatada o desnatada, veamos cuál es mejor tomar y por qué.
Empezaremos explicándote la distinción más clásica: leche entera, semi y desnatada. Durante años hemos demonizado la leche entera alegando que «engorda mucho», mientras que nos decantábamos por leche desnatada, ya que «es más saludable». Veremos también qué hay o no de cierto en todo esto.
2La leche entera
La leche entera está compuesta principalmente por agua, sal, minerales y calcio. Glúcidos como la lactosa, materia grasa, proteínas como la caseína, y vitaminas A, D, B y E. Por ello, es buena para mantener unos huesos fuertes y sanos y prevenir la osteoporosis. Además, es hidratante, saciante y proporciona gran cantidad de energía.
Está especialmente indicada para los niños, pues protege el tracto gastrointestinal contra patógenos, toxinas e inflamación, y regula los procesos de obtención de energía, especialmente el metabolismo de la glucosa y la insulina. Sin embargo, contiene lactosa, un azúcar al que muchas personas son intolerantes, por lo que si este es tu caso, es mejor que tomes leche sin lactosa. También contiene mucha grasa, por lo que si tienes problemas con el colesterol.