Las croquetas son uno de los alimentos más consumidos por los españoles. Un plato de los más típicos, que gustan a todos y que puedes elaborar de varias formas con múltiples tipos. La clave es la bechamel y conseguirla perfecta y sin grumos, como te mostraremos ahora. También te señalaremos los tipos de croquetas más consumidos, porque si hablamos numéricamente, la lista es enorme.
Y es que la forma infalible de lograr una salsa perfectamente suave tiene truco. Algo que os vamos a desvelar, pero no sin antes contar que la bechamel es el ingrediente estrella, el toque final de muchas otras recetas como pueden ser las croquetas u otros platos de pasta como los canelones o la lasaña.
6El truco de la leche de Chicote para la bechamel sin grumos
El primer paso y definitivo para que nos quede una bechamel bien líquida y sabrosa es, ya no solo calentar la leche, sino mantenerla caliente en el momento en el que agreguemos la mantequilla y la harina. Puedes usar un cazo a aparte y mantenerla a fuego lento para que en ningún momento se enfríe. Pero, según Alberto Chicote, una vez que adquirimos experiencia en la elaboración de esta receta, esta medida de precaución ya no se vuelve tan necesaria.
La otra clave es la proporción. Por cada litro de leche, las proporciones siempre serán las mismas. Alberto Chicote nos explica cuáles son las proporciones exactas según el resultado final en cuanto a la consistencia de la croqueta. Por ejemplo: Por cada un litro de leche, utilizaríamos 100 gramos de harina y 100 gramos de mantequilla para unas croquetas de masa ligera, y para unas croquetas aún más suaves y con más jugosidad, 85 o 90 gramos de harina, y 85 o 90 gramos de mantequilla.
Pero una buena forma de evitar los grumos si no quieres calentar la leche y ya eres experimentado es ir añadiéndola muy despacito. Sin dejar de remover en ningún momento, vas metiendo pequeñas cantidades de leche para que se absorban al momento, y sigues vertiendo más leche, siempre muy poquito a poco. Y cuando la salsa esté ligada la sazonamos. Pero si aún esto no te convence, el truco final y que siempre funciona, para que definitivamente no te queden grumos es: sí, usar la batidora.