Nuggets significa ‘pepita’ en inglés y probablemente hace referencia a su forma pequeña y redondeada. ¿Sabes cuándo se inventaron? Pues fue en la década de 1950 y la idea se le ocurrió a un tal Robert. C. Baker que era profesor de tecnología de los alimentos que trabajaba en la Universidad Cornell (Ithaca, Nueva York). Publicó su invento como un trabajo académico y, sin imaginar el éxito que iba a tener, no se molestó en patentarlo. Baker aportaba una serie de innovaciones que hacían posible que los nuggets de pollo pudiesen elaborares de cualquier forma. No fue hasta 1979 que McDonald’s se los apropió, tras crear una receta que encargó a Tyson Foods.
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Como decíamos, si preparamos excedente de nuggets no pasa nada porque se pueden congelar sin perder ni su sabor, ni su textura. Para congelarlos tenemos que colocarlos en una bandeja con papel vegetal, unos al lado de los otros, es decir, que no estén amontonados. Introducimos la bandeja en el congelador y cuando estén, ya podremos meterlos en una bolsa o tupper e ir sacándolos a medida que queramos consumirlos. Podemos comerlos acompañados de distintas salsas: barbacoa, ketchup, mayonesa… ¡Tú decides!