Multitud de aplicaciones de software, sistemas operativos y servicios recolectan gran cantidad de datos privados de sus usuarios, así como la actividad de uso. Esa información pueden usarla para mostrar anuncios personalizados y obtener ganancias de anunciantes, o para venderlos a terceros. WhatsApp, ahora propiedad de Facebook, es uno de esos servicios que sabe demasiado de ti.
Y lo cierto es que en este mundo que se ha vuelto tan hostil, especialmente en su parte cibernética, mientras menos sepan de ti mejor. La información es poder, por tanto, si eres más anónimo serás menos vulnerable ante ataques.
2Metadatos, el gran desconocido
Todos los archivos que se generan desde cualquier software tienen asociados unos metadatos. Una información que puede tener la fecha cuando fue generado el archivo, cuándo se modificó, el nombre de usuario o nombre del equipo donde se hizo, el nombre del dispositivo y software usado, fechas, ubicaciones, etc.
De esos metadatos se puede obtener gran cantidad de detalles. Por ejemplo, analizando una imagen simplemente se podría obtener todo eso. Y por WhatsApp compartimos a diario gran cantidad de archivos con este tipo de metadatos.
Aunque estos metadatos son eliminados de forma automática cuando se comprimen para la transferencia, tu app puede conocerlos previamente a ese proceso. Es una app de código cerrado y no puedes tener certeza de lo que hace realmente.
Por supuesto, todo lo que compartas, ya sean vídeos, fotos privadas, documentos, audios, etc., se quedará almacenado en los servidores de WhatsApp durante un periodo.
Además, puedes pensar que el cifrado extremo a extremo de WhatsApp te puede salvar, pero resulta que ese cifrado no cubre los metadatos. Por tanto, Facebook puede conocer la fecha y hora del envío, identidad del remitente, tamaño, etc. Todo queda almacenado en sus servidores.