La patata forma parte de nuestra cocina desde que el hombre europeo se trajo este tubérculo de sus incursiones al Nuevo Mundo. Ahora, pocos sabríamos vivir sin ella, porque además de ser un ingrediente que se puede adaptar a cualquier plato, es un hecho que a todos nos encanta. Se puede preparar de un montón de formas, es increíblemente versátil y aporta muchos beneficios para la salud como fibra, carbohidratos, vitamina B6, vitamina C, manganeso, potasio y antioxidantes. Lo tiene todo, y aún podemos añadirle un punto extra: es saciante y tiene pocas calorías.
2COCER ANTES DE FREIR
Este es un secreto que utilizan muchos cocineros que quiere preparar patatas fritas y evitar que estas absorban demasiado aceite, lo que también reduce un poco el cómputo total de las calorías. Es tan fácil como suena. Solo hay que trocearlas en forma de bastones o gajos e introducirlas en agua hirviendo. Solamente hay que dejarlas unos minutos, sin dejar que se ablanden como si las fuésemos a tomar cocidas. Después se retiran, se escurren y se ponen en aceite caliente para freírlas normalmente hasta que estén doradas. En cuanto al sabor el resultado será igual al original, pero le habremos restado unas pocas calorías.