Algunos productos caros y codiciados son objeto de fraudes bastante frecuentes. Es el caso de productos como el atún rojo o el jamón ibérico. Los etiquetados son bastante dudosos en algunos casos, lo que confunde al consumidor. De hecho, el problema es tal que hay algunas unidades de las fuerzas de seguridad e instituciones que están investigando e intentando descubrir este tipo de estafas del sector de la alimentación.
Además, no siempre lo que te aseguran que es jamón ibérico (y te cobran como tal) en restaurantes lo es realmente. Por ese motivo, deberías conocer algunos secretos para poder distinguirlo y que no te estén dando gato por liebre. Con unas simples directrices podrás aprender a diferenciar el verdadero jamón ibérico.
4Claves para diferenciarlo
Ahora bien, qué ocurre cuando no tienes la etiqueta delante, o cuando no puedes comprobar el origen del jamón ibérico. En esos momentos que te lo incluyen en algún plato, pero te gustaría diferenciar si es o no lo que te han prometido…
En ese caso, puedes usar tu paladar y vista para tratar de diferenciar si es un buen producto o no. Aunque no es sencillo, incluso para algunos expertos podría ser complicado, y para certificar que es lo que prometen se deberían de hacer análisis en el laboratorio.
Algunos trucos para determinar si es bueno o no son:
- Peso y dimensiones: si puedes ver la pata de jamón de la que te han cortado el supuesto jamón ibérico, las piezas de este manjar no suelen ser grandes. Son bastante más finas y más ligeras que las de cerdo blanco.
- Grasa: algo que caracteriza al jamón ibérico es esa grasa que se mezcla entre las fibras musculares el animal. Esto es bastante esclarecedor. Además, la grasa de un buen ibérico suele fundirse a temperatura ambiente y dejar esa grasa tan distintiva. En el caso del serrano tendrás la grasa separada por los laterales y la carne magra roja sin vetas.
- Tono: al fundirse esa grasa del ibérico, el tono que suele tener es brillante y vivo. Mientras el serrano es apagado. Los colores de este jamón suelen ser el rojo intenso o amarronado.
- Manchas: en un buen jamón ibérico se pueden apreciar unos pequeños puntitos blancos o ligeramente amarillentos entre las fibras de la loncha. Eso se debe a la presencia de cristales de tirosina que también indicarán que será un auténtico ibérico.
- Aroma y sabor: evidentemente, un buen jamón ibérico tiene un aroma intenso e inconfundible, así como un sabor y textura al paladar especiales. Por tanto, es otra de las pruebas que podrías hacer.