Algunos productos caros y codiciados son objeto de fraudes bastante frecuentes. Es el caso de productos como el atún rojo o el jamón ibérico. Los etiquetados son bastante dudosos en algunos casos, lo que confunde al consumidor. De hecho, el problema es tal que hay algunas unidades de las fuerzas de seguridad e instituciones que están investigando e intentando descubrir este tipo de estafas del sector de la alimentación.
Además, no siempre lo que te aseguran que es jamón ibérico (y te cobran como tal) en restaurantes lo es realmente. Por ese motivo, deberías conocer algunos secretos para poder distinguirlo y que no te estén dando gato por liebre. Con unas simples directrices podrás aprender a diferenciar el verdadero jamón ibérico.
2¿Qué es el jamón ibérico?
El jamón ibérico es un tipo de jamón especial. Procede de la raza de cerdo ibérica, de ahí su nombre. Es e jamón más apreciado en la gastronomía española, y muy atractivo para la alta cocina por ser considerado un manjar. Es precisamente por ello que también haya muchos intentos de intentar vender otros jamones como ibéricos y que los clientes paguen un alto precio.
El cerdo ibérico solo se encuentra en la Península Ibérica, por lo que si ves jamón ibérico procedente de otros países directamente deberías sospechar del producto. Solo España y Portugal tienen el prestigio de poder gozar de este cerdo.
No se puede copiar el jamón ibérico en el extranjero precisamente por eso. No hay esta raza en otros lugares del mundo. Por tanto, no es algo que se pueda copiar tan fácilmente como el vino. Incluso no todo el jamón español es ibérico, ya que también está el jamón serrano de la raza de cerdos blancos, como el Pietrain, Duroc, Large White, etc.
También hay diferentes variedades de cruce entre la raza ibérica. Es decir, no todo lo que venden como producto ibérico lo es al 100%. En la etiqueta, si el productor es legal, debería especificar el porcentaje de raza ibérica 50%, 75%, o 100% del producto que está vendiendo. Por lo general, algunos ganaderos cruzan el ibérico con otras razas como el Duroc.
Además de la raza que le da un pH especial, su sabor tan característico y ese intercalado de la grasa entre la carne, también hay algo que diferencia al jamón ibérico del resto. Y eso es su proceso de curado. Aunque para un ibérico se siguen las mismas pautas que para uno serrano, el tiempo es lo que diferencia a ambos.
En el caso del ibérico se tarda más meses en curar. Mientras los serranos permanecen enterrados en sal durante unos 15 meses (18 para el Gran Reserva), para un jamón ibérico se puede demorar hasta 24 o 36 meses, dependiendo de si es de cebo, bellota, etc.