Navegar por aguas plácidas. Así se puede definir la última junta de accionistas de El Corte Inglés. Algo que, echando la vista atrás, y no hace tanto tiempo, parecía imposible de conseguir ya que la presidencia estaba enfrentada a la propiedad. Solucionado este problema de estabilidad institucional, toca mirar al futuro. Y, si hace un año, Marta Álvarez, su presidenta, decía que “tenemos proyecto y tenemos futuro”, en la junta de accionistas celebrada ayer recalcó que “El Corte Inglés tiene un proyecto apasionante y de largo recorrido”.
La digitalización ya afecta a numerosas áreas de El Corte Inglés aunque debe profundizar todavía más
Para que así sea, el gigante de la distribución ha puesto el foco en la digitalización para alcanzar sus metas. Cierto que ya “afecta a numerosas áreas de la organización”, como adelantó su presidenta. Pero no menos cierto es que todavía le queda camino por recorrer. Entre sus labores de cara a ese futuro de largo recorrido está la de renovar su plantilla.
La edad media es elevada. Y, en ese cambio de cultura de empresa hacia lo digital, deberá atraer capital humano con habilidades digitales, innovación y creatividad. Sin duda, tres pilares que acabarían mejorando la experiencia de compra online de los clientes.
Este es el primer cimiento sobre el que la propia presidenta de El Corte Inglés quiere asentar el futuro: los clientes. Y lo refuerza con otros dos: el valor de los proveedores, del surtido, de la calidad y del servicio, por un lado. Y, por otro, el valor de la marca. Una marca que ha forjado su leyenda desde el año 1935 cuando su fundador, Ramón Areces, abrió una sastrería.
TRANSFORMACIÓN EN EL CORTE INGLÉS
Desde aquel año 1935, si hay un hecho que ha definido a El Corte Inglés, ese no ha sido otro que el de la calidad. Si hubiera que añadir otro, ese sería el de la experiencia de compra. Ambos deben seguir formando parte de la enseña en su vertiente digital.
Para conseguir impulsar el comercio online, la capilaridad de red de puntos de venta se antoja vital. Integrarla como parte de su red logística. Los clientes podrían recoger y hacer devoluciones en el punto de venta, a la par que se estrecharían los tiempos de entrega, y se conseguirían importantes ahorros en los costes de transporte. Sus propios establecimientos se antojan clave para formar parte de esa red que distribuya, de forma eficiente, a los clientes.
Se trata de que El Corte Ingles adapte la superficie disponible a la venta a las actuales tendencias del mercado. Y ahí habrá daños colaterales en forma de cierres de punto de venta. De lo que se trata es de impulsar la omnicanalidad, optimizando de esta manera tanto la venta presencial como la online.
Su propio operador logístico está en la pista de despegue. Crear una red de distribución propia ayudará a sus intereses. Todo un contrincante que, sin duda, pondría en serios apuros a otros gigantes como el propio Amazon o los grandes supermercados.
Otros proyectos que aportarán valor a El Corte Inglés, como indicó Marta Álvarez, serán la creación de una unidad de negocio Real Estate; el lanzamiento de una nueva app; el relanzamiento de Viajes El Corte Inglés; o la ampliación, junto a Financiera El Corte Inglés, de nuevos servicios. Todo ello, bien batido en la coctelera, acabará por hacerle recuperar el liderazgo de la moda en España. Inditex se lo arrebató.