Un autónomo tiene que saber hacer un poco de todo para hacer una buena gestión de su negocio, pero eso no implica que tenga que ser un especialista en cuestiones tan complejas como la contabilidad. Sin embargo, si el profesional no es capaz de gestionar bien sus ingresos y sus gastos puede verse en un apuro ante una situación de falta de liquidez.
Puede llegar a ocurrir que el negocio sea rentable, pero que la ausencia de control sobre los gastos esté dando lugar a importantes pérdidas. Por tanto, si de algo tiene que ser capaz el autónomo es de gestionar bien su dinero. Vamos a ver cómo hacerlo sin necesidad de ser un especialista en economía y finanzas.
Si eres autónomo no tengas una sola cuenta corriente
Si todos los ingresos y gastos, personales y profesionales, pasan por la misma cuenta, al final lo que ocurre es que se vuelve extremadamente complicado hacer una buena gestión, porque es difícil controlar, por ejemplo, qué gastos están vinculados directamente con el negocio y qué gastos son de carácter personal.
Los expertos en finanzas defienden la técnica de las tres cuentas corrientes para los autónomos, que propone separar el dinero según su origen e incluso su destino.
Lo primero que debe hacer el autónomo es abrir una cuenta corriente para su actividad profesional. De hecho, muchas entidades bancarias ofrecen cuentas negocios con algunas ventajas añadidas como la ausencia de comisiones.
En esta cuenta se hará el ingreso del importe de las facturas de los clientes y también se domiciliarán los gastos asociados al negocio. Esto no solo permite una mejor gestión de la contabilidad, sino que además facilita mucho las cosas ante una inspección de Hacienda.
Como autónomo ya sabes que es imprescindible estar al día de tus obligaciones con la Agencia Tributaria, y cada trimestre debes liquidar y pagar tanto el IVA como el IRPF. Lo habitual es que el IRPF lo descuenten tus clientes de tu factura y lo abonen ellos mismos a Hacienda, así que por esta partida no te tienes que preocupar.
Sin embargo, el IVA puede dar más problemas. Salvo que ejerzas una actividad exenta de IVA, cada una de tus facturas deberá aplicar este impuesto y los clientes te lo abonarán a ti para que tú te encargues de entregárselo a Hacienda cuando acabe el trimestre.
Muchos autónomos cometen el grave error de no separar el dinero del IVA, y cuando llega el momento de pago puede haber un problema de liquidez que obliga a tener que pedir una moratoria para abonar el impuesto.
Lo que proponen los especialistas en este caso es crear una cuenta corriente exclusivamente dedicada a ingresar las cantidades de IVA e IRPF que luego hay que abonar a Hacienda. Así, cada vez que se cobra una factura en la cuenta del negocio, se hace una transferencia de la cantidad de IVA pertinente a esta cuenta. Si nunca tocas el dinero de la misma, cuando llegue el momento de pagar impuestos tendrás el dinero disponible.
Por último, el autónomo necesita una cuenta corriente para sus ingresos y gastos particulares. De esta forma se consigue una total separación entre la economía doméstica y la economía del negocio.
Fíjate un sueldo
No te acostumbres a disponer libremente de todo el dinero que ganas con tu actividad. Piensa que tu negocio también tiene gastos y que con el paso del tiempo vas a tener que hacer inversiones en equipamiento informático, herramientas, un vehículo o cualquier otro objeto que sea necesario para ejercer tu actividad.
Invertir en tu negocio es necesario para seguir siendo competitivo, así que no puedes correr el riesgo de no tener dinero justo en el momento en que deberías hacer la inversión. Por eso, guarda siempre dinero procedente de tu actividad para dedicarlo al negocio y fíjate para ti un sueldo, el que consideres justo y apropiado según tu situación. Por otro lado, asegúrate de que tu salario sea el primer pago que hagas cada mes.
Crea un colchón para tu negocio
La incertidumbre es algo habitual en el día a día del autónomo, y ahora todavía más. En previsión de posibles circunstancias excepcionales como el confinamiento que ya hemos vivido, o una posible baja por enfermedad o accidente, es conveniente que tengas un colchón financiero o fondo de emergencia para tu negocio.
En él debería haber dinero suficiente para sufragar los gastos fijos durante un período de tres a seis meses. Así, si llega a ocurrir algo cuentas con la seguridad de tener dinero ahorrado y no tener que recurrir a tus recursos económicos personales para garantizar la viabilidad de tu negocio.
Invierte el dinero extra que ganas como autónomo
Si tienes una cuenta dedicada solo a los ingresos y los gastos de tu negocio puedes comprobar muy fácilmente su rentabilidad. Si después de cubrir gastos, pagarte tu sueldo y aportar algo al fondo de emergencia todavía queda dinero, es una buena idea que busques opciones para sacarle un mayor rendimiento.
Cada vez son más los profesionales que se atreven a invertir ese dinero que les “sobra” para sacarle una mayor rentabilidad. Existen muchas opciones con más o menos riesgo, pero antes de decidirte por unas u otras asegúrate de que las entiendes bien.
También deberías valorar la opción de reinvertir en tu propio negocio para mantenerte al día. Si tomas buenas decisiones en este sentido conseguirás aumentar la rentabilidad de tu actividad.
Delega la gestión económica si ves que es muy compleja
Si tienes la suerte de ser un profesional con mucho éxito que tiene un alto nivel de facturación, hacer la gestión de tu economía y la de tu negocio quizá no te resulte sencillo ni tan siquiera con los consejos que acabamos de ver. En estos casos lo mejor es que no te compliques la vida y dejes estos temas directamente en manos de especialistas en contabilidad.
Recuerda que lo más inteligente es centrarte en aquellas tareas que de verdad le aportan valor a tu negocio. Gestionar la contabilidad es importante, pero es una tarea que puedes delegar fácilmente, y además no te costará encontrar profesionales bien capacitados que se encarguen de ella.