¿De qué hablamos exactamente cuando nos referimos al mar? Lo primero que nos viene a lamente, seguramente, sea la idea, en su conjunto, de una playa, con sus rocas, la arena y una inmensa masa de agua salada. Porque eso es el mar, una enorme amalgama de líquido acuoso que cubre las tres cuartas partes de la tierra, y que además representa un todo en cual poder perderse, sumergirse e, incluso, hasta beberse.
Porque los beneficios que nos reporta el mar son muchísimos tanto a nivel psicológico como físico. Desde una enorme sensación de paz y tranquilidad que producen los sonidos tanto del mar en calma con en su mayor agitación provocada por las olas, la combinación con el sol y la arena, provocan, tal y como la neurociencia explica, sensaciones de bienestar que, incluso, pueden resetear de verdad nuestro cerebro. Es decir, no es un dicho aquello de que si te vas a la playa vuelves con las pilas cargadas, sino que regresas con las pilas mejor puestas y el cerebro también más sano. Y ahora, ya podemos bebernos el mar.
4Minerales contra la ansiedad
Desde la antigua Grecia, ya Hipócrates, describiría los beneficios del agua de mar para las afecciones de la piel y el tratamiento del dolor, pero no solo en lo externo, sino también el dolor interno. Y es que tanto la sed como la ansiedad se originan por el mismo fenómeno: la falta de agua y minerales en el organismo. Las expertas en su libro explican como el agua de mar contiene, por supuesto, agua y sales minerales, lo que ayuda a controlar de serie y de manera natural, y sin esfuerzo la sed y la ansiedad.