El uso generalizado de la mascarilla ha impulsado todo un mercado en torno a este artículo que ahora mismo podría considerarse de primera necesidad, que, además, es obligatorio. Desde grandes diseñadores, marcas de lujo, tiendas fast-fashion, hasta pequeños emprendedores, se han sumado al carro y están ofreciendo un sinfín de mascarillas con distintos tejidos, colores, tallas y formas, para todos los gustos.
Pero también el sector tecnológico está trabajando para ofrecer las mejores soluciones a los diferentes problemas que presenta el uso de esta prenda, y a la vez incorporar funciones extra. Desde la mascarilla que traduce mensajes, hasta la que incorpora unas luces led que se mueven a la vez que la boca en una conversación, simulando incluso nuestra sonrisa.
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Otra ventaja es que está fabricada con materiales sostenibles cuyas piezas se pueden reciclar fácilmente. Además, según explican sus creadores, están trabajando junto al departamento de Biotecnología de la Universidad de Siena para poder incluir filtros bioactivos y antimicrobianos. También han llegado a un acuerdo con SEADS y cuando vendan 20.000 mascarillas, se instalará una barrera en el río italiano de Arno para impedir el paso de 20.000 kg de basura que de otra forma terminaría en el mar.