Los conspiranoicos siempre han estado mal vistos por la sociedad o, mejor dicho, se ha guiado a la sociedad para que los miren mal. Así se garantizaban algunos poderes, o algún lobby concreto, que nadie creyese a esas personas, aunque tuviesen la razón. Y aunque bien es cierto que no todas las conspiraciones que se comentan son reales, algunas de ellas se ha podido demostrar que sí que eran ciertas (otras aún no se ha podido demostrar).
Demostrar que una conspiración es cierta no es sencillo. En muchas ocasiones se depende de la desclasificación de documentos secretos, o tienen detrás grupos de presión muy poderosos que no dejarán que se sepa fácilmente lo sucedido. Ahora, con grupos como Anonymous, o ciertos ataques cibernéticos que consiguen filtrar información, es algo más sencillo.
Pero no te creas todo lo que te cuentan. Hay historias de la conspiración y amigos de las teorías conspiranoicas que están «puestos» intencionadamente para difundir fakes o generar una opinión entre la gente de forma intencionada. Es decir, detrás de algunas campañas de desinformación, difusión de noticias falsas, o conspiraciones, podría haber otra conspiración o plan trazado con un objetivo o intención…