El turismo, tractor de arrastre para la recuperación de la economía, no puede despegar sin que lo haga previamente el transporte aéreo. “Y las restricciones a la conectividad no son pasadas o presentes” recuerda el presidente de Aena, Maurici Lucena, “serán futuras, aunque parciales, bien geográficas o por franjas de edad, hasta que se encuentre una vacuna”. Y para los que piensan que Aena no tiene competidores Lucena esgrime un argumento esclarecedor, sobre todo en lo relativo al turismo de negocios: “los aeropuertos españoles no sólo compiten con Heathrow o con el aeropuerto de Roma, también con los trenes de alta velocidad, con Zoom y las video-conferencias”.
La tecnología, tan práctica en tiempos de confinamiento para mantener vivos los negocios pese al encierro y la distancia física, han generado nuevas “fuerzas competitivas” para los aeropuertos “y de alta intensidad”, expresa el presidente del principal operador aeroportuario del mundo. Y aunque Lucena muestra su absoluto convencimiento de que las aplicaciones online no suponen un “elemento sustitutivo” a las reuniones y visitas profesionales presenciales, si admite que “a largo plazo habrá más video-conferencias pero no tantas como podríamos pensar ahora”. Y avala su afirmación en que “la pandemia ha acelerado fenómenos que ya existían pero que se iban a implantar en un plazo más amplio de tiempo”.
Para Lucena, con los viajes de negocios y los eventos y actos profesionales propios del turismo de negocios pasará como con el turismo de ocio: “los activos turísticos siguen en España y volverán a imponerse”.
LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL TURISMO
Precisamente en un seminario web organizado por Grupo Hotusa, y con la participación del economista y exministro Josep Piqué, el presidente de Aena ha hecho hincapié en el carácter “inédito” y “profundo” de la crisis y, sobre todo, en los aspectos más sutiles del diagnóstico de la situación, como en la concurrencia de un shock de oferta y demanda al mismo tiempo, y no en precio, sino en volumen y servicio. Otra de estas peculiaridades reside en que por primera vez se va a producir un desfase entre la recuperación económica y la recuperación del turismo, siendo este último tractor de la economía española.
Por primera vez también el factor miedo condiciona simultáneamente las decisiones de individuos, familias y empresas. En el caso de la conectividad aérea, la situación suena a algo parecido a un castigo divino, “puesto que precisamente las oportunidades que favorecen la movilidad por el mundo, son las mismas que han propiciado la expansión del virus”.
En cualquier caso, la irrupción de la pandemia dejó un desplome del 99% del tráfico aéreo en abril y mayo, “que ahora se recupera muy tímidamente”, y un desvanecimiento absoluto de ingresos, explica el responsable del operador aeroportuario. Tras unos ingresos “récord” en 2019 y los dos primeros meses de 2020, Aena pondrá fin en diciembre a un ejercicio “muy malo”.
MEDIDAS DE CHOQUE: CORTO Y LARGO PLAZO
La primera reacción de Aena fue “parar el golpe y, una vez conseguido, activar protocolos seguros”. Para una de las diez compañías más importantes de España lo más inmediato fue proteger la caja, “frenando el gasto un 40% y ahorrando más de 100 millones de euros al mes”. Ante todo la estrategia se combinó con un respaldo a sus clientes con exoneración de pagos y descuentos a aerolíneas y negocios de los aeropuertos. “Pero en cuento se abrió la conectividad recuperamos las inversiones”, explica Lucena en relación a los 1.200 millones de euros que Aena tiene previsto invertir entre 2020 y 2021.
En el medio y largo plazo y, tras salvar la caída, el camino a la estabilidad pasaba necesariamente por la “generación de confianza” de clientes y usuarios. En este punto la coordinación entre todos los actores del sector y las administraciones, organizados en grupos de trabajo, se antojaba absolutamente necesaria y, en este sentido, Lucena considera que esta colaboración se ha producido en el ámbito nacional y también europeo, habida cuenta de que “la crisis ha afectado por sectores y países a nivel asimétrico”, incide el directivo.
En parte, responde a la lógica esa correcta coordinación en el marco de la UE, donde el turismo es un sector “muy importante”. En España, segundo destino turístico del mundo en gasto por turista y con 83 millones de visitantes en 2019, el negativo impacto del sector en la caída del PIB está más que justificada. De hecho, el peso y preponderancia del turismo, el reducido tamaño de las pymes españolas en relación a otros países de nuestro entorno y la dureza del confinamiento y la estricta paralización de la actividad en los primeros meses del estado de alarma han sido los tres factores que más han afectado a la economía española, en opinión del presidente de Aena.