Cuando pedimos un préstamo personal, puede que nuestra situación económica se vea resentida en un futuro. No siempre contamos con los mismos ingresos y, si hemos pedido demasiado, puede que llegue un momento en el que no podamos hacer frente a la cantidad que debemos pagar para devolverlo.
Si esto ocurre, nuestra situación cambia y vemos que somos incapaces de cumplir con esas obligaciones financieras que teníamos con el banco, pensamos en aplazar el pago para poder realizarlo con un mayor desahogo. Lo que no debemos hacer es comenzar a fallar en los pagos, pues las penalizaciones pueden ser mayores, así como los intereses por demora. Sería mucho peor el remedio que la enfermedad y nos encontraremos peor que cuando decidimos solicitarlo.
Una buena solución es aplazarlo e ir pagándolo poco a poco de la forma que nos resulte más cómoda. Descubre cómo puedes aplazar el pago de un préstamo personal si estás con el agua al cuello.
3Aplazar como última opción
Aplazar siempre debe ser la última opción porque, sea cual sea la solución que te interese, debes tener en cuenta que traerá consecuencias. Es decir, terminarás pagando más debido a los intereses que creará el préstamo. Cuando más tardes en pagarlo, estos irán creciendo de forma irremediable.
No tomes nunca esta solución por comodidad. Es decir, no lo hagas, por ejemplo, para tener más dinero y poder pagar otros gastos secundarios. En el momento en el que pides un préstamo, devolverlo debe ser tu prioridad, a no ser que tu situación económica haya dado un vuelco con respecto a la que tenías cuando lo solicitaste.
En el caso de que tengas la posibilidad financiera de poder hacer frente a los pagos en los plazos marcados en el contrato, eso es lo que debes hacer. Sin aplazamientos. Si no lo haces, podrías empeorar aún más tu situación: pagarás más tarde y además te saldrá mucho más caro.