viernes, 22 noviembre 2024

La rebelión de la miel: las etiquetas mienten como bellacos

La vía del diálogo está agotada. La gota que colmó el vaso fue la publicación del Nuevo Real Decreto de Calidad de la Miel, el pasado mes de mayo, calificado como “una burla” por apicultores, consumidores y todos aquellos colectivos que han participado en la elaboración de una norma para un etiquetado más justo para la miel española, catalogada como “una de las mejores mieles del mundo, que se quiere pagar al precio del sirope”, denuncia José Juárez, vocal de la Asociación Española de Apicultores (AEA) en declaraciones a MERCA2.

Además de un etiquetado justo, -ahora es tan arbitrario que la palabra miel se utiliza para rotular envases que contienen desde un 100% de miel pura hasta aquellos que cuentan con un 1% en su mezcla de siropes-, los apicultores se han cansado de plantear otras demandas que tampoco han recibido respuesta. En este sentido, el representante de los apicultores asegura que “no nos oponemos a que se comercialicen estos productos, pero consideramos que sería oportuno que se vendieran en los lineales de los edulcorantes”.

El Gobierno anunciaba una modificación de la normativa vigente sobre el etiquetado de la miel “para garantizar una información más detallada sobre el origen del producto”, pero fue tan insignificante que la etiqueta se quedaba prácticamente como estaba. La Asociación Española de Apicultores junto a la Plataforma por un Etiquetado Claro Ya están reclutando apoyos y unificando criterios para demandar al Ministerio de Agricultura para que sea la justicia europea la que resuelva sobre un asunto crítico para la supervivencia de la miel española.

La paciencia ha llegado al límite de un sector que lleva desde el año 2005 batallando por una etiqueta justa. El Gobierno exigirá a partir de ahora información detallada sobre el origen del producto envasado, pero no así sobre los países de cosecha, sobre el porcentaje de mezclas o sobre la temperatura a la que se ha sometido. El Ejecutivo asegura que da un paso para favorecer al sector frente a sus competidores extranjeros, pero lo cierto es que, el paso es minúsculo, casi nulo. Por decirlo de otro modo, “de tres exigencias que tenía el sector, el Gobierno ha aprobado media”, comenta Juárez.

En marzo de 2018 el Parlamento Europeo aprobó una Recomendación sobre Perspectivas y Desafíos para el Sector Apícola, que avala las propuestas que exigidas por el sector en España. La primera demanda se centra en un etiquetado claro en las mieles que especifique tanto el país de cosecha de la miel, como el porcentaje en caso de mezclas de mieles de distintos países.

En segundo lugar, se requería que se denomine “miel industrial” si la miel ha sido sobrecalentada a más de 45°C, dado que se pierden las propiedades intrínsecas beneficiosas del producto en dicho proceso. En este sentido, también se pedía la prohibición de la microfiltración que desnaturaliza la miel e impide averiguar el origen real de las mieles.

Por último, se solicitaba la eliminación de la etiqueta de la palabra “fabricada” para utilizar únicamente la palabra “envasada”, en el caso de contener miel procedente de otros países.

EXCUSAS DEL GOBIERNO DURANTE AÑOS

Durante todos estos años, el Gobierno ha alegado que no se podía cambiar una norma en España “que se rige por una norma europea”, una clara contradicción habida cuenta de que “la norma española se da de bruces con la europea”, explica Juárez. Se trata de una ley que, como mínimo, “convendría modernizar” puesto que data de 1983 y se ha quedado obsoleta puesto que “han cambiado los métodos de extracción, de envasado, la norma alimentaria y sería necesario modificar los parámetros del procesado de la miel”.

Otras de las reivindicaciones históricas del sector sin respuesta exige inversiones en investigación, porque “no estamos equiparados a ninguna otra ganadería, como el vacuno, ovino, o porcino, muy vigilados por el riesgo que conllevan para el consumidor”, asegura el representante de los apicultores. “En nuestro caso, los animales que manejamos no reciben ninguna atención, nos sentimos totalmente abandonados, y exigimos fármacos y principios activos para hacer frente a las patologías de las abejas”, concluye.

Asimismo los profesionales del sector piden “que se regule el uso de pesticidas”, y no sólo porque envenenen a las abejas, sino por la manera en la que puede afectar al consumo humano la cantidad de pesticidas, herbicidas y plaguicidas que se emplean en algunas áreas de la agricultura: “en una ensalada podemos encontrar hasta 52 productos químicos”, resume Júarez.

La Asociación Española Apicultores ya cuenta con el respaldo de la Plataforma por un Etiquetado Claro Ya y, ahora, pretenden, de forma conjunta “aunar puntos en común” con otras asociaciones, plataformas y cooperativas vinculadas con el sector de la miel “porque puede haber variaciones o matices y debemos ajustarlo todo a un criterio común”, explica Júarez, “para emprender acciones legales en Europa contra el Ministerio de Agricultura”.


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