Pedro Sánchez decía hace dos años que manipular un medio público era sinónimo de corrupción. No sabemos si el presidente del Gobierno mira con asiduidad RTVE, convertida en una tele gubernamental a pesar de la regeneración prometida por Rosa María Mateo.
Es bochornoso el sonoro silencio de los sindicatos, ya no hay Viernes Negros, y es digno de analizar el control al que está sometiendo el PSOE a RTVE a través de Enric Hernández, antiguo director de El Periódico de Catalunya.
Este periodista, fichado hace unos meses para ‘digitalizar’ RTVE, ahora diseña a su antojo el futuro de RTVE como jefe supremo de Informativos y periodista de confianza del ‘spin doctor’ Iván Redondo.
Hernández, que ha marginado a un periodista con mayúsculas como Xabier Fortes para elevar al clan catalán que lidera una meteoróloga llamada Mónica López, está confeccionando una redacción paralela de marcado carácter político en el que brilla una antigua compañera suya de El Periódico, Iolanda Mármol, que conoce cómo funcionan los medios públicos.
LA MANO DERECHA DE ENRIC HERNÁNDEZ
Iolanda Mármol sobrecogió a la profesión periodística en noviembre de 2013. Tan solo había pasado un mes del cierre de Canal Nou, manipulado y saqueado por el PP valenciano, y la periodista escribió un artículo titulado «Mis mentiras en Canal 9».
Atención que vienen curvas. Mármol recordaba «cuando nos exigían grabar a Eduardo Zaplana de su perfil bueno. Y la oda que me encargaron sobre él cuando dejó la presidencia de la Generalitat Valenciana para ser ministro. También recuerdo la bronca y los gritos que me dedicaron cuando en ese vídeo de retrospectiva Zaplana aparecía en una imagen con la tránsfuga que le había permitido hacerse con la alcaldía de Benidorm».
Y añadía sobre Zaplana: «Recuerdo poco después, cuando de ser el Elegido, paso a ser en inmombrable. Cómo nos prohibieron que apareciera en los planos. Cómo buscaba perífrasis absurdas cuando no podía nombrarle en mis directos en los leones, a pesar de ser el portavoz del PP en el Congreso».
DE FRANCESC CAMPS A PACO CAMPS
Mármol recordaba también «cuando Camps impuso su ley en Canal Nou. Cuando nos dieron la orden de dejar de llamarle Francesc para que fuese llamado Francisco, coincidiendo con la época en que se postulaba como posible sucesor de Rajoy. Cuando trataron de prohibirme que contase que Zaplana dejaba su escaño en el Congreso. Cuando me prohibieron decir que Zapatero había anunciado el cheque-bebé, como si de este modo los valencianos no fuesen a conocer la noticia».
Seguía: «Cuando escribías ‘fracaso estrepitoso’ y te lo cambiaban por ‘éxito discreto’. Cuando nos desplegaron para loar las maravillas de Terra Mítica en su inauguración y no podíamos decir que no había ni una sombra. Cuando me reñían porque me salía el acento catalán ‘y eso molesta a los blaveros'».
«También recuerdo cómo corría el cava en las plantas de dirección de Canal Nou en Burjassot las noches electorales de mayorías del PP, mientras que los redactores comíamos bocatas de salami. Cuando se pagaban directos millonarios para que Camps saliese hablando en directo en pleno Amazonas. Y los millones de veces en las que no me dejaron poner declaraciones de la oposición», añadía.
Y remataba: «O de cualquier ciudadano que criticase al PP, o a la Generalitat. Y recuerdo también cuando nos prohibieron decir ‘recortes’. Tampoco pude decir que miles de manifestantes gritaban contra el gobierno. Los manifestantes no ‘colapsaban’el Paseo del Prado, la manifestación ‘transcurría por’. Y no poníamos pancartas explícitas contra Rajoy, ni contra el PP. Y fueron tantas, tantas, que un día empiezas a sentir vergüenza de trabajar para ellos. Ahora se termina. Injustamente. Pero lo ganaron a pulso».
A PULSO
Quizás Iolanda Mármol reconozca dentro de unos años que siguió directrices socialistas en RTVE, destartalada por orden de Enric Hernández. El periodista está intentando recomponer las heridas sindicales que provocaron sus decisiones respecto a los Centros Territoriales.
Y las directrices monclovitas son claras: ‘hay que contentar a los sindicatos’. Por encima de los criterios periodísticos, parecen creer que la directora de RNE, Paloma Zuriaga, y el director de Informativos, Raúl Heitzmann, que han sido cesados por Rosa María Mateo por oponerse a los cambios en provincias.
Cristina Ortiz, directora de Centros Territoriales, y su adjunta Alejandra Martínez, han dimitido a continuación sin que Hernández, promocionado a jefe de Informativos a pesar de que el 65% la plantilla de RTVE se opuso a su nombramiento, guarda silencio sin atreverse a mirar a la cara a según quién. ¿La regeneración era esto? ¿En serio?