sábado, 23 noviembre 2024

Falcon Crest en Valdepeñas: ¿Solís o García Carrión son la nueva Ángela Channing?

Fue todo un boom televisivo en la década de los 80. Por un lado, los Gioberti. Por otro, los Agretti. ¿Su lucha? Controlar la finca Falcon Crest y, por ende, la industria del vino en California. De todo el elenco de protagonistas, la mala de serie tenía nombre propio: Ángela Channing. No dudaba en hacer todo lo necesario para que sus planes salieran bien. El paso del tiempo ha hecho bueno el dicho de que la realidad, a veces, supera a la ficción. Ahora son los Solís (Félix) y los García Carrión (José) los actores reales. Y el valle de Napa se ha trasladado a Valdepeñas. García Carrión desató las hostilidades al acusar a Solís de vender vino del año como envejecido. El contraataque no se hizo esperar: competencia desleal.

Se trata de dos familias ricas, como las de la ficción, dirigidas por septuagenarios (como Ángela Channing). Y, sus empresas, no paran de crecer. Así, las ventas de Félix Solís Avantis fueron de 259 millones de euros en 2018 (los últimos datos presentados en el registro). Se trata de un 7,9% más que en 2017, cuando llegó a los 240,1 millones de euros.

La protagonista de Falcon Crest no dudaba en remover Roma con Santiago para alcanzar sus propósitos

Por lo que respecta a J. García Carrión, la facturación fue de 837 millones de euros. Se trata de un 2,4% más respecto a los 816,6 millones de euros. Dicho de otra manera, entre los Solís y los García Carrión facturan casi 1.100 millones de euros. Son datos recogidos por Insight View. Un matiz: de lo vendido por García Carrión, 421 millones de euros corresponden a vino (crecieron un 8,2%). Los zumos (Don Simón) son el otro baluarte de la compañía.

BENEFICIOS DE SOLÍS Y GARCÍA CARRIÓN

Tanto Félix Solís como J. García Carrión tuvieron resultados positivos en sus cuentas, con un beneficio neto de 12,23 millones de euros (+8,8% respecto al año anterior), y 18,75 millones de euros (+24,7%), respectivamente. El patrimonio neto de ambas compañías es bastante parejo: 179 millones de euros de Solís, frente a los 183 millones de euros de García Carrión.

Respecto al fondo de maniobra (la capacidad que tiene la empresa para continuar con el desarrollo de su actividad a corto plazo), para Solís suma 61,3 millones, y 177 millones para García Carrión. Y la deuda a corto plazo para el primero se situó en 67 millones (tras reducirla un 1,3% respecto al año anterior), y de 372 millones para el segundo (aumentó un 2,5%).

Otros datos económicos relevantes es el que el resultado de explotación, es decir, el generado por la actividad normal del negocio, fue de 16,5 millones de euros para Félix Solís, y de 54,54 millones, para García Carrión. Hablamos de los ingresos por ventas menos los gastos normales de explotación, que incluyen las amortizaciones.

BATALLA LEGAL

Varios son los puntos en común de ambas familias, segunda generación (Solís) y cuarta generación (García Carrión). Ambas fueron pioneras en introducir novedades a la hora de comercializar el vino: el primero, lo embotelló en Valdepeñas; y, el segundo, lo metió en un brick.

Los roces de ahora, y que han acabado en la Audiencia Nacional, no son nuevos. Desde que García Carrión aterrizó en Valdepeñas, allá por 2006, han tenido sus más y sus menos. No son pocas las veces que ambos contendientes han mostrado sus diferentes pareceres en público. Incluso en la propia DO.

Ahora han dado un paso más. Y será la Justicia quien dictamine sentencia. A García Carrión no le viene de nuevas. Más de una década estuvo litigando hasta que consiguió que la citada Justicia acabará dándole la razón. Su lucha, entonces, fue la de conseguir que el nombre de misma marca, Pata Negra, estuviese presente en cinco Denominaciones de Origen diferentes.

Valdepeñas vende 80 millones de botellas al año. El vino representa el 20% de su PIB. Más allá de las luchas entre Solís y García Carrión, y de las multas que podrían caerles, quien acabaría perdiendo en este particular Falcon Crest sería la propia Valdepeñas y sus agricultores. El precio de la uva caería entre un 20% y un 50% si la DO llegase a desaparecer. Daños colaterales.


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