viernes, 22 noviembre 2024

El Teatro Real pone fin a su ‘apagón’ con La Traviata

La construcción del Teatro Real se inició en 1818 durante el reinado de Fernando VII. Concretamente fue el 23 de abril cuando se colocó la primera piedra en la Plaza de Oriente. Este proyecto estaba recogido en la Real Orden donde se solicitaba la remodelación de dicha plaza, y la construcción de un nuevo teatro en la zona donde se había erigido el Real Teatro de los Caños del Peral. La pretensión del monarca era conseguir un coliseo lírico comparable a los mejores de otras ciudades europeas.

Las obras duraron 33 años, y en un primer momento se utilizó como sede parlamentaria hasta 1850 cuando la reina Isabel II lo convirtió en uno de los teatros europeos más prestigiosos. En 1925 el edificio sufrió un hundimiento y el teatro tuvo que cerrar para una reconstrucción que se prolongó 41 años. Se abrió de nuevo en 1966 como sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático, sin embargo, la capital necesitaba un teatro de ópera a la altura de los mejores del mundo.

La Orquesta Nacional celebró su último concierto en 1988 y otra vez el edificio se cerró para emprender una nueva rehabilitación. Las obras no comenzaron hasta 1991 y se alargaron casi siete años. Finalmente, en 1997 se inauguraba el Teatro Real tal y como lo conocemos hoy día, ya como un teatro de ópera, con el estreno de La vida es breve y el ballet El sombrero de tres picos.

LA ÚLTIMA REHABILITACIÓN DEL TEATRO REAL

En 2020 el Teatro Real volvió a cerrar sus puertas a causa de la pandemia, permaneciendo vacío y en silencio durante cuatro meses. Una vez más, la sede de la ópera ha tenido que pasar por una remodelación, esta vez más de fondo que de forma, para adaptarse a las exigencias sanitarias, unos cambios que han costado 340.000 euros y un intenso trabajo de dos meses.  Por ejemplo, se han instalado pantallas de metacrilato en el foso de la orquesta y partituras digitales, para proteger a los músicos. Los trajes de los artistas se desinfectarán diariamente con luces ultravioleta y se está tomando la temperatura de todas las personas que acceden al edificio. El aforo se ha reducido al 50% de forma que los espectadores mantengan la distancia de seguridad y por supuesto, la limpieza de manos con gel hidroalcohólico y el uso de mascarillas será obligatorio. 

El Teatro Real de Madrid es el primero de Europa que recupera la actividad después del cierre por la crisis del coronavirus y, con estos trabajos de acondicionamiento, pretende ser un ejemplo que abra el camino a otros teatros líricos del mundo. El 1 de julio iniciará esta nueva y excepcional etapa con una versión concierto de La Traviata, apenas escenificada. Una producción humilde pero significativa en un día tan especial, en el que los espectadores pueden volver a sentir el amor por el arte, en un Teatro que parece resistir a cualquier contratiempo. 


- Publicidad -