La tortillas de patatas es uno de nuestros platos rey. ¿A quién no le gusta? No hay bar que se precie que no ofrezca ese pincho de tortilla tan tradicional y delicioso. Sin embargo, aunque pueda parecer fácil su elaboración, es complicado cogerle el punto para que la tortilla no esté ni demasiado hecha ni casi cruda por dentro con el huevo líquido. En el punto medio está la virtud así que vamos a darte las claves de los expertos para hacer la tortilla más deliciosa.
Te va a valer igual para cualquier ingrediente que le añadas a la tortilla, sobre todo referido al eterno debate si es mejor o está más rica con cebolla o sin cebolla. Eso ya va por gustos, porque para unos es igualmente tortilla de patata y para otros si no lleva cebolla no se puede considerar como tal. Veamos los truquitos para conseguir el punto intermedio para una tortilla de patatas jugosa pero no cruda, compacta pero no seca, y añadiremos la cebolla para que nadie se sienta excluido.
2Detalles a tener en cuenta antes de empezar
- El aceite y la temperatura: que sea de oliva aunque no tiene por qué ser extra ya que se usará para freír. Eso irá al gusto. En cuanto a la temperatura, el equilibrio está en que no esté demasiado caliente y la patata parezca cocida ni que no haya suficiente aceite que cubra todas las patatas.
- La sal: un detalle que puede parecer nimio. ¿Cuándo echo la sal? Mucha gente la echa a los huevos batidos pero el mejor momento es echar la sal directamente a las patatas pero una vez que estén fritas.
- Los huevos: los mejores son los que en el código comienzan por 0 o 1, porque quiere decir que son gallinas criadas al aire libre. En cuanto a la cantidad, es recomendable utilizar un huevo por cada 100 gramos de patatas sin pelar para que la tortilla tenga la densidad óptima. La mezcla de huevos batidos debe quedar justo al nivel de la patata y la cebolla cuando están se añadan. Si estas quedan sumergidas o flotando, significa que nos habremos pasado.
- Punto de cuajado: esto va por gustos así que te damos el truco para que esté poco cuajada o muy cuajada: si prefieres una tortilla cuajada y de consistencia más dura, debes remover mucho la mezcla antes de dejar que se haga el fondo; si por el contrario quieres una tortilla poco cuajada y muy jugosa, no remuevas la mezcla y deja que el fondo se haga sin seguir mezclando.