Emprendedor es todo aquel que decide lanzarse a la aventura de poner en marcha un negocio. Los hay de muchos tipos y se hace complicado encontrar un perfil medio. En España tenemos emprendedores con mucha formación y también otros que no tienen más que una educación básica. Sin embargo, la experiencia nos demuestra que cualquiera de ellos puede llegar a triunfar.
Es cierto que no hace falta tener estudios (entendidos como formación reglada) para iniciar un negocio y que este llegue a ser rentable, pero eso no quiere decir que la formación no sea importante cuando se trata de emprender. De hecho, una buena formación puede tener un papel trascendental en el éxito o el fracaso de una idea de negocio.
La formación como pilar fundamental para emprender
La formación en diferentes disciplinas es un factor que tiene una importancia básica en el desarrollo personal y profesional de las personas. Cuanto mejor formados estamos mejor entendemos nuestro entorno, podemos prever ciertos cambios y comenzar a adaptarnos incluso antes de que estos se produzcan, y esto es algo que resulta imprescindible para el emprendedor.
Tanto para aquellos que quieren emprender como para quienes nunca se han planteado tener un negocio propio, la formación es necesaria. Pero no es necesario que se trate de una formación reglada como tal, puede tratarse de cursos de capacitación profesional, cursos online e incluso de una formación autodidacta.
De hecho, la realidad nos demuestra que no son pocos los emprendedores que optan por formarse a sí mismos. Para ello cuentan con interesantes herramientas como los audiolibros, los blogs especializados, revistas de emprendimiento, etc.
Pero, ¿por qué los emprendedores prefieren el autoaprendizaje? Por una sencilla razón, porque con frecuencia les resulta complicado encontrar un curso que les pueda aportar gran parte de las competencias que necesitan desarrollar para poner en marcha un negocio exitoso. Así que van obteniendo la información que les hace falta cogiendo un poco de cada sitio.
Formación técnica y formación competencial del emprendedor
Como no todos los negocios son iguales no todos se gestionan de la misma manera, pero hay una serie de competencias que debería tener todo aquel que decida llevar adelante su proyecto empresarial.
La formación técnica es aquella que es necesaria para poder desarrollar una determinada actividad. Por ejemplo, si un emprendedor quiere montar su propia empresa de fontanería debería tener amplios conocimientos sobre este sector.
Por otro lado tenemos la formación competencial, que es mucho más diversa y más amplia. Son todas aquellas habilidades y competencias que necesita una persona para poner en marcha su idea de negocio y conseguir que sea un éxito. Aquí nos encontramos con opciones tan variadas como la formación en marketing digital, en atención al cliente, en contabilidad, etc.
La formación técnica sí suele ser una formación en profundidad, ya que el emprendedor necesita saber desarrollar muy bien la actividad a la que va orientada su negocio. Sin embargo, la formación competencial no trata tan en profundidad los temas.
Ese mismo emprendedor que monta su empresa de fontanería y al que hacíamos referencia antes, debería saber algo de marketing online para poder darse a conocer, pero no necesita tener la formación propia de un Community Manager. También debe tener unas nociones básicas sobre contabilidad para gestionar su negocio, pero no tiene que ser un experto en la materia.
Una nueva formación para el nuevo emprendedor
Todos los emprendedores, autónomos y empresarios tienen a su disposición una amplia variedad de recursos formativos. Sin embargo, los expertos llevan ya algún tiempo afirmando que la formación tradicional no es la más adecuada para las personas con espíritu emprendedor.
Lo que se demanda es una formación que sea mucho más flexible (no podemos olvidar que la falta de tiempo para formarse es un problema asociado a todos los emprendedores), así como un aprendizaje que vaya mucho más orientado a la práctica que a la teoría.
También se piden cambios en las materias a estudiar, y es que los nuevos emprendedores están en un entorno muy competitivo y deben saber defenderse. Para ello tienen que ir un paso más allá de la formación técnica y la competencial, deben desarrollar habilidades personales que les ayudarán también en su vida profesional. Los casos más claros son el desarrollo de habilidades de liderazgo, habilidades relacionadas con la creatividad y la innovación, la capacidad de sobreponerse al fracaso y la comunicación entre otras.
El tiempo invertido en formarse nunca es tiempo perdido
Un emprendedor formado es una persona que tiene muchas más posibilidades de triunfar en el mercado, puesto que entiende mejor lo que está pasando y es capaz de detectar amenazas y oportunidades.
A pesar de ello, sigue habiendo quién considera que la formación no es importante y que se puede llegar a triunfar sin ella. Pero esto no es cierto, es muy complicado que un emprendedor sin nada de formación alcance el éxito. En aquellos casos en los que lo consigue, suele ser porque cuenta en su equipo con personas que sí han invertido tiempo en formarse.
¿Se puede formar a alguien para que sea emprendedor?
Ya hemos visto que para alguien que tiene en su cabeza la idea de poner un negocio en marcha la formación técnica y competencial es esencial, pero todavía nos queda otro importante tema por tratar. ¿Se puede formar a las personas para que sean emprendedoras? ¿Es posible una formación que haga surgir el espíritu de emprender?
Se suele decir que el emprendedor nace y no se hace, pero aún así se está demostrando que trabajando con niños y jóvenes se puede conseguir que desarrollen habilidades que pueden tener una influencia directa en el espíritu emprendedor: la importancia de trabajar en equipo, valorar el esfuerzo que cuesta ganar el dinero, el interés en mejorar la vida de los demás, etc.
A pesar de que en los últimos años ha habido cambios en la educación y ahora se busca fomentar el desarrollo de habilidades y capacidades personales transversales, lo cierto es que entre los niños y los jóvenes hay pocos que ante la pregunta “¿qué quieres ser de mayor?” Respondan que quieren ser emprendedores. Por lo tanto, parece claro que el emprendedor puede formarse, pero es complicado formar a alguien para que decida emprender.