La salida del Mata Mua de Paul Gauguin (1892) del Museo Thyssen ha levantado ampollas en el mundo del arte y más allá. Se trata de la pieza más valiosa de la colección personal de la baronesa Thyssen, quien decidió descolgara de la pared de la sede del museo en Madrid el pasado mes de abril. La pintura, cuyo valor está en 40 millones de euros, podría volver a la que ha sido su casa durante años si Cultura pone de su parte.
La joya de la colección de Carmen Cervera, el Mata Mua -óleo sobre lienzo de 91×69 centímetros-, aparece como ‘no expuesto’ en la web del Museo Thyssen, pero no se ha marchado solo. ‘Caballos de carreras en un paisaje’, de Degas (1984), ‘Martha Mckeen de Wellfleet’, de Hopper (1944), y ‘El puente de Charing Cross’, de Monet (1899) le han acompañado. La vinculación entre las tres obras y el objeto de la polémica nace de un acuerdo inicial con el que fuese ministro de Cultura, José Guirao.
Este principio de acuerdo establecía que la propietaria podía disponer del trio de Hopper, Monet y Degas, pero Gauguin debía permanecer en el Thyssen. A esta condición se le añade el alquiler de colección artística de la baronesa, que sería de siete millones de euros anuales.
La salida de Guirao de la cartera ministerial puso el marcador a cero, y el testigo pasó automáticamente a manos de Rodríguez Uribes. Durante su intervención en el Senado, el actual ministro justificaba esta situación apelando a la falta de fondos del Gobierno para comparar la obra, ya que una oferta es la única manera de impedir que la pintura salga del país en una circunstancia como esta.
“Ha actuado conforme a los derechos que le confiere la titularidad dominical de sus obras de arte y el Estado sólo podía impedir la salida de las obras mediante una oferta de venta que, por su elevada cuantía, nunca ha estado en los planes del Ministerio de Cultura y Deporte”, aclaraba Uribes.
LAS CONDICIONES DE LA BARONESA THYSSEN
La decisión ha sido tachada de escándalo y grave error histórico por expertos del sector artístico, y ha producido indignación y tristeza entre otras figuras vinculadas en otro tiempo con la obra. No obstante, la puerta está entreabierta y no se descarta la cesión de las recién salidas del Thyssen a otras instituciones. La baronesa ha aclarado que ninguna de las obras está vendida, y por tanto, deja en manos de Cultura su regreso.
Una situación similar ocurrió en 2012, cuando Carmen Cervera retiró ‘La esclusa’ (1824), de John Constable. La obra se subastó en Londres por casi 28 millones euros. Según los últimos movimientos y declaraciones de la propietaria, se entiende que las salidas de obras del Thyssen están condicionadas a la necesidad de ingresos de Carmen Cervera. Algo que perjudica a la riqueza artística de España, y por tanto, no queda descartada una situación de estas características en el futuro.
Algo más de 400 obras conforman la colección particular de la baronesa Thyssen. Estas piezas responden a un régimen de préstamo gratuito desde 1999, como ya ha aclarado en varias ocasiones Carmen Cervera. Pese a esto, la Administración paga una cuota de alquiler anual por su exposición.