En el último mes, el valor Santander ha estado subiendo peldaños por encima de los 2 euros, luchado por recuperar niveles previos al estado de alarma. El crecimiento se debe al efecto combinado de dos factores: la solidez de la base de capital a largo plazo y la demostración de realismo y prudencia que se reflejó en su presentación de resultados del primer trimestre, hasta el punto de que 17 de los 25 analistas de bolsa que regularmente siguen a Santander ven en la acción un potencial de subida superior al 70 por ciento y recomiendan comprar. La resiliencia del Santander en condiciones muy adversas es un factor fundamental a la hora de las valoraciones.
Desde 2014, primer año de la recuperación económica después de la profunda crisis mundial iniciada en 2008, el Banco Santander ha aumentado su base de capital en 22.000 millones, ha doblado sus resultados anuales, ha mejorado la rentablidad hasta casi el 12 por ciento en 2019 y ha aumentado el beneficio en efectivo por acción. En el primer trimestre de 2020, fue capaz de presentar unos resultados netos positivos de 331 millones de euros, a pesar de descontar ya de su beneficio ordinario 1.600 millones en provisiones para anticiparse al efecto nocivo económico de la pandemia. La previsión de recuperación que ahora otorga el consenso de analistas al Santander está muy por encima del resto del Ibex35.
A diferencia de la que arrancó en 2008, la actual no es una crisis financiera. Desde aquel año de quiebras y colapsos de algunos gigantes corporativos como Lehman Brothers, los bancos son mucho más fuertes y solventes, y están mejor preparados para afrontar desafíos globales tan importantes como el coronavirus. Ana Botín, presidenta del Banco Santander, explicaba a los accionistas durante la última junta general de la entidad, celebrada el 3 de abril mediante asistencia remota: “El precio de la acción no refleja la realidad de nuestro negocio ni sus posibilidades futuras, sino una elevada incertidumbre por el impacto de la pandemia. Somos uno de los bancos internacionales con mayores recomendaciones de compra de los analistas, una de las referencias de la industria financiera y, tanto el Consejo de Administración como yo, confiamos de que el precio de la acción reflejará el verdadero valor de nuestro negocio después de la crisis”.
Todos los datos de analistas se publican de modo transparente en la página web corporativa del Santander. Además de los 17 que aconsejan comprar, otros cinco recomiendan mantener Santander en las carteras de inversión y sólo tres optan por vender. El Precio Objetivo Medio se sitúa en 3,51 euros por acción, lo que supone que el recorrido al alza podría alcanzar el 72% respecto a la cotización del cierre del mes de abril, de 2,04 euros. Para algunos analistas ,el potencial es incluso mayor: Morgan Stanley cree que la acción debería estar en 5 euros y otras firmas, como Sabadell, CaixaBank, BBVA o GVC Gaesco, sitúan el precio en 4,7 euros.
La provision extraordinaria de 1.700 millones dejó las ganancias obtenidas en los tres primeros meses en 331 millones de euros, pero el beneficio ordinario fue de 1.977 millones, un 8 por ciento más que en el mismo periodo de 2019. La calidad crediticia siguió mejorando, ya que la tasa de morosidad se redujo en 37 puntos básicos (hasta el 3,25 por ciento), mientras que el coste del crédito (lo que el banco provisiona cuando concede un préstamo) se mantuvo estable en el 1 por ciento.
Según la presidenta del Santander, “ahora mismo es imposible predecir el impacto final y más permanente que tendrá la crisis, pero nos encontramos en una posición sólida. Nuestra ratio de capital CET1 ha aumentado más de 300 puntos básicos en los últimos cinco años y las provisiones que hemos realizado este trimestre refuerzan nuestras ratios de cobertura. Revisaremos los objetivos estratégicos cuando tengamos una visión más completa del impacto de la crisis. No obstante, confiamos en los fundamentos de nuestro modelo de negocio, y los pilares de nuestra estrategia no han cambiado. Estamos preparados para superar la recesión prevista gracias a la diversificación de nuestra cartera, que además tiene altos niveles de cobertura con colaterales, y a la solidez de nuestro balance”.
Además, en abril el Santander se adelantó también al resto de la competencia europea reabriendo el mercado de deuda, mediante la colocación sin ningún problema de 1.500 millones de deuda no preferente, tras recibir el apoyo incondicional de los grandes inversores, que creen que su modelo de negocio, basado en la diversficación geográfica, en el volumen de negocio y en la transformación digital, tiene una credibilidad y solvencia fundamentales para la recuperación en la post-pandemia.