La actividad de las fábricas españolas ha continuado reduciéndose de manera sustancial en mayo, aunque el ritmo de deterioro se ha moderado respecto de la caída récord observada en abril, ante la preocupación de las empresas por el impacto de la pandemia en sus cuentas, por lo que optaron por despidos temporales o la no renovación de contratos, a pesar de los indicios de que las plantas operaban muy por debajo de su capacidad, según refleja el índice PMI del sector manufacturero, elaborado por IHS Markit.
En mayo, este indicador adelantado de actividad del sector privado registró una lectura de 38,3 puntos, por encima de los 30,8 del pasado mes de abril, aunque todavía muy lejos del umbral de 50 puntos que delimita la contracción de la expansión.
«Aunque las medidas de confinamiento se han relajado desde abril, continuaron imponiendo límites considerables en la capacidad productiva y en la demanda», indicaron los responsables de la encuesta PMI, subrayando que la producción y los nuevos pedidos de la industria manufacturera española siguieron cayendo, aunque a ritmos menos fuertes que en abril, mientras que la demanda externa también continuó deteriorándose, aunque de manera menos intensa.
De este modo y por decimotercer mes consecutivo, las fábricas españolas volvieron a destruir empleo. En este sentido, las empresas encuestadas informaron de que, en muchos casos, la reducción de las cargas de trabajo condujo a despidos temporales o a no renovar los contratos, a pesar de los indicios de que las plantas estaban operando muy por debajo de su capacidad.
«El sector manufacturero español permaneció sumido en una profunda contracción en mayo, ya que las dificultades relacionadas con la pandemia de la Covid-19 continuaron afectando a los productores», apuntó Paul Smith, economista de IHS Markit, señalando que, a pesar de que las fábricas volvieron a estar operativas, la baja demanda, las restricciones en la actividad económica y las dificultades para obtener insumos inevitablemente tuvieron un impacto en la producción.