Un negocio es algo vivo que debe ser capaz de adaptarse a los cambios que hay en el mercado. Esto no implica necesariamente dejar de hacer lo que se hacía en un principio, pero tampoco hay que quedarse estancado. Con el tiempo van apareciendo nuevas necesidades en el mercado, ¿por qué no cubrirlas?
Diversificar un negocio es ir un poco más allá de donde estás ahora mismo. Por ejemplo, si ofreces un servicio, podrías plantearte ofrecer otros servicios complementarios. Así, si hay un cambio en la demanda y la gente ya no necesita tanto lo que ofrecías originariamente, tienes otras cosas que puedes ofrecerles.
2¿Por qué diversificar un negocio?
Está claro que asumir una estrategia de diversificación implica una inversión y además asumir un cierto riesgo, pero en la mayoría de los casos son más los beneficios que se obtienen que los inconvenientes a los que hay que hacer frente.
Al diversificar se reducen los riegos de fracaso financiero, puesto que se amplían los clientes e incluso los mercados en los que se opera. Esto nos mantiene a salvo de la saturación de mercados y nos permite operar en entornos con menos competencia sin renunciar a aquellos en los que ya estábamos presentes.
Al diversificar se aprovechan mejor los recursos, usando excedentes para crear nuevos productos o estableciendo sinergias con otras empresas. Además, esta estrategia de crecimiento tiene otras ventajas añadidas como ganar reputación o aumentar la presencia en el mercado.