Ser autónomo no es nada sencillo, esto es algo que saben incluso aquellos que nunca han trabajado por cuenta propia. Sin embargo, también tiene algo que engancha. Buena prueba de ello es que el número de personas que se han dado de alta en el RETA ha crecido en los últimos años. Se estima que para 2025 los autónomos podrían suponer casi la mitad de la población activa.
Y todo esto a pesar de que estos profesionales se enfrentan a grandes retos en su día a día e incluso de cara al futuro. Pero al final, parece que todo lo malo que pueda tener el hecho de ser autónomo se compensa con los beneficios económicos, profesionales y personales que se obtienen al trabajar por cuenta propia. ¡Vamos a verlo!
4Vas a descubrir tus debilidades, y las vas a superar
Cuando nos analizamos a nosotros mismos, nuestras habilidades y capacidades, muchas veces somos poco objetivos y nos pensamos que somos mejores de lo que realmente somos. En este sentido, desarrollar tu labor profesional como autónomo puede ser como recibir un baño de realidad. Vas a descubrir que no eres un súper hombre o una súper mujer, pero que no pasa nada por no serlo.
Te darás cuenta de que quizá eres muy bueno en tu trabajo pero muy mal vendedor, que la contabilidad no es lo tuyo o que no eres un buen negociador. Trabajando como asalariado podrías ocultar estos defectos, pero cuando tienes que hacer tú solo todo el trabajo no hay excusa que valga. Lo bueno de esto es que te va a forzar a mejorar profesional y personalmente.
Esas debilidades pueden hacer que la competencia te pase por encima y que la viabilidad de tu negocio esté en riesgo. Así que te vas a armar de valor y buscas alternativas para solucionar tus problemas. En la mayoría de los casos la formación específica y la experiencia que irás desarrollando poco a poco serán la mejor opción.