Mercer, la compañía del grupo Marsh & McLennan, cree que las prejubilaciones son una solución «idónea» para hacer frente a la reestructuración tras el coronavirus y gestionar a los empleados que no pueden ser reincorporados tras los ERTEs, según apunta en un comunicado.
Para la compañía, la mayor ventaja de la prejubilación es que se trata de una medida «no traumática» que permite rejuvenecer plantillas.
«Cada vez más, las empresas necesitan instrumentos para adaptar las plantillas a las necesidades del negocio de forma rápida y poder retener talento», ha apuntado.
La responsable de desvinculaciones en Mercer, Rosa Farré, ha afirmado que «la percepción entre un empleado despedido y un prejubilado es «muy distinta» y que la segunda «supone un premio de la empresa al empleado al que le reconoce su compromiso durante los años de trabajo».
Mercer ha apuntado que están aumentando los esquemas de prejubilación para personas mayores de 60 años y que, de media, las empresas aplican estos planes de prejubilación a sus empleados entre los 57 y 63 años y que perciben entre un 75% y un 80% de su salario neto.
En caso de acuerdo voluntario, la media de acceso al plan de renta sube a los 58 años, «permitiendo ahorrar un año de complementos salariales que, en este caso y al no estar exenta, se calcula sobre el salario bruto abonado entre un 70% y un 75%».
No obstante, dice que los expedientes de regulación de empleo (EREs) siguen siendo la medida preferentemente adoptada para desvincular empleados (51%), «pese a las complejidades en su gestión y cálculo cuando afecta a colectivos en edades próximas a la jubilación».