La Luna, el bello y único satélite natural que gira alrededor de la Tierra que siempre ha estado ahí. Que alumbra las noches más oscuras con esa luz tan característica y que tantos secretos guarda aún para el ser humano. De hecho, es tan atractiva que ya se preparan nuevas misiones espaciales para aterrizar de nuevo sobre su superficie y llevar nuevamente a humanos a ella.
Aunque… ciertamente varias de las afirmaciones del párrafo anterior son falsas. La Luna no ha sido siempre el único satélite natural de la Tierra; ni tampoco tiene luz propia, sino que es la luz del Sol la que se refleja sobre su superficie; y, lo más sorprendente, tampoco ha estado ahí siempre, o al menos desapareció en algún momento de la historia (y no fue por un eclipse). Pero tiene su explicación.
2El hecho
Aunque muchos piensen que la Luna ha estado en los cielos en todo momento, lo cierto es que no. En 1110 ocurrió algo insólito, y no fue un eclipse o algo similar. Aunque bien es cierto que la Luna permanecía ahí, nadie se la había «llevado».
Lo cierto es que fue un año en el que no sucedieron grandes cosas, excepto algunos acontecimientos como la Batalla de Candespina. A pesar de la cifra tan peculiar que tuvo este año, que parece incluso una suerte de cifra binaria de 4 bits.
Lo que sí llamó la atención es que en varios medios de la época se informaba de una extraña desaparición de la Luna. Todas las crónicas de la época se hacían eco de esta noticia en la que aseguraban que la Luna desapareció del cielo nocturno durante algunos meses.
Algo que debió parecer bastante extraño para los habitantes de ese periodo, y que seguro que generó todo tipo de profecías y leyendas sobre las causas de la desaparición de la Luna. Más aún en esa época donde la ciencia no estaba tan desarrollada y las creencias religiosas eran muy fuertes. ¿Te imaginas que durante meses la Luna desaparezca del cielo durante las noches? ¿Te imaginas que los expertos desconocieran el motivo?
No obstante, algunos historiadores no le han dado demasiado crédito a este raro evento. Pero ahora sí que se le ha dado la importancia que merece, y parece que hay algo tras este fenómeno. Son los paleoclimatólogos los que se han fijado en este detalle y han descubierto el por qué.