“Este equipo directivo trata de sacar adelante Duro Felguera, una empresa con una herencia muy complicada, con problemas judiciales y pérdidas importantes por estar mal gestionada”. Así de rotundo se mostraba Jose María Orihuela, el consejero delegado de la compañía, el pasado viernes tras presentar resultados.
La compañía esperó al cierre del mercado para rendir cuentas ante la CNMV. Pero no solo las del primer trimestre de 2020, la asturiana tuvo que reformular también las de 2019, ajustando el resultado neto a un beneficio de 1,4 millones de euros, frente a las ganancias de 10,9 millones de euros reportadas el pasado mes de febrero.
La “principal diferencia” respecto al resultado anterior está en un ajuste contable, en parte debido a resoluciones judiciales desfavorables “sin impacto alguno en caja”, que ha revertido de forma positiva en los resultados del primer trimestre de 2020.
Se trata de su filial en Australia, que se ejecutó aceleradamente horas antes de mostrar las cuentas hace tres meses. Un movimiento extraño, tal y como adelantó MERCA2 porque se decidió en el mismo Consejo en el que se deberían ratificar las cuentas de 2019. Y se hizo todo de manera muy rápida, de hecho, dos días después ya no figuraba, y al siguiente se borraba del perímetro en las cuentas de 2019.
También ha habido modificaciones en relación a la filial Epicom, que deja de ser un activo clasificado mantenido para la venta. Y entre tanto, el informe de auditoría advierte de la fragilidad de la compañía.
REFLOTAR EN 16 MESES
DF arrastra una delicada situación financiera desde hace años provocada por la mala gestión de Ángel del Valle como presidente de la compañía entre 2011 y 2017 (y sobre el que ya tienen una querella crminal). Del Valle no supo negociar con la banca, o eso piensa el actual equipo al mando y la labor del CEO desde hace 16 meses ha sido “gestionar la herencia y reflotar la compañía tomando medidas”.
Entre ellas, contar con un nuevo equipo directivo “totalmente renovado”, cerrar la sede de Madrid y trasladarla a Gijón, pagar nóminas, controlar los riesgos financieros, cumplir la normativa o elaborar un plan industrial, como el de hace un año que van implantando progresivamente “a pesar de no contar con avales bancarios desde 2016”.
Y precisamente ese es su gran problema, la desconfianza de la banca. Las cosas empezaron a complicarse en 2016, tal y como se reflejó en los resultados anuales de 2017 cuando anunciaron un EBITDA negativo de 173 millones. Según sus cuentas, DF seguía pidiendo dinero a los bancos, cuando ya les debía 323 millones de los 343 que tenía en total de deuda.
Y esto mientras la empresa repartía importantes dividendos. Por lo que el presidente y otros muchos accionistas se favorecieron de ello. La situación explota en 2017, los bancos negocian una reestructuración que se firma en julio del 2018. En el acuerdo, los acreedores (Santander, CaixaBank, Sabadell, Bankia, BBVA, Liberbank y Banco Cooperativo) hacen una quita de 233 millones y exigen a la compañía una ampliación de capital y que Del Valle se marche.
ORIHUELA HACE LIMPIA
El grupo había pedido una quita de la deuda del 100%, pero el entonces presidente se contentó con 85 millones a cambio de 100 millones de avales. Del Valle se marchó y la asturiana hizo una ampliación de capital de 125 millones ya con Acacio Rodríguez al frente de la empresa, que atrajo inversores para ello. Se quedaron con los 85 millones de deuda, pero los avales nunca llegaron.
Acacio Rodríguez asumió la presidencia en noviembre de 2017, compaginando su cargo con el de consejero delegado hasta diciembre de 2018, cuando Orihuela asumió el de CEO. Es aquí cuando el nuevo equipo revisa sus proyectos y descubre un déficit de 40 millones de euros que comunica en las cuentas de septiembre de 2018. Esto ocurre apenas unos meses después de la ampliación de capital, por lo que surge un nuevo clamor por cambiar el equipo directivo.
Y así lo hicieron, la idea de la compañía era dar salida a todos los que trabajaron antes de la ampliación de capital y vivieron de cerca la mala gestión de Del Valle. Tras esto vuelven a revisar la deuda y detectan otros 110 millones más. En total reportaron 150 millones a final de año. Y a partir de ahí empiezan a trabajar.
DF NECESITA AYUDA
Jose María Orihuela ha trabajado este tiempo en un nuevo plan estratégico y una diversificación de negocios que considera imprescindibles. Pero sin perder el rumbo de sus objetivos, obtener avales, aplazar más la deuda, optimizar la tesorería heredada de la ampliación de capital y reestructurar capital.
Por ello, durante su intervención, vio como una “irresponsabilidad” hablar de concurso de acreedores y ponía todas sus esperanzas en los bancos. “Necesitamos ayuda y colaboración por parte de la banca como cualquier empresa, acabamos de hacer una nueva propuesta que debemos estudiar con ellos, no imponemos nada a nadie, llevamos un año intentándolo”.
El consejero delegado cree que todo irá rodado y esperaba la reformulación de las cuentas de febrero para obtener de nuevo la dispensa que logró el año pasado. Los bancos tienen que revisarlo y entienden que obtenerla “será rápido”.
Desde la compañía insistían también en que necesitan nuevos inversores que generen sinergias para contratar más, y el consejo de administración “va a estar vigilante para que sean los mejores”.
Y ENTONCES LLEGA EL COVID…
La pandemia “no lo está poniendo fácil y genera problemas adicionales”, pero creen que su plan industrial “es la clave” para dejar atrás la herencia recibida, sin embargo, necesitan el apoyo institucional y financiero.
La empresa de ingeniería obtuvo unas pérdidas de 9 millones de euros hasta marzo tras anotar una provisión de 10 millones, asumiendo un criterio de prudencia ante el escenario de incertidumbre generado por la crisis sanitaria del coronavirus.
Entre sus planes a corto plazo está contar con un crédito de 50 millones de euros con la garantía del ICO, algo que depende de su sindicato. Y entre tanto, su estrategia pasa por pedir avales para los proyectos en el extranjero en bancos locales.
“Es una estrategia definitiva”, afirmaba Orihuela y eso a pesar de que recientemente Dubai Bank ejecutara sus avales para la ampliación de la central eléctrica Jebel Ali ‘K’ Phase III.
Sobre este asunto, especificaba que han presentado al Consejo una propuesta “sensata” para ganar continuidad al proyecto y esperan reunirse pronto. “Es un cliente difícil, técnicamente el proyecto lo tenemos bien desarrollado y es la mejor alternativa que ellos tienen”
Respecto a los avales, su talón de Aquiles, Orihuela que no ha querido comentar la propuesta que ha hecho a la banca. “Las negociaciones son confidenciales” solo aclaraba que han propuesto varias alternativas y están abiertos a cualquier otra.