Que un empresario o un autónomo tengan deudas no es nada extraño. El problema viene cuando el pasivo excede con mucho al activo del negocio y no es posible hacer frente al pago de las obligaciones contraídas. Cuando la situación es extremadamente grave y se ha llegado, o se va a llegar a un estado de insolvencia, la única solución viable es el concurso de acreedores.
Al procedimiento concursal solo pueden acceder empresas y profesionales. A través de él se intenta buscar una solución a la situación de insolvencia que sea lo más justa posible tanto para los acreedores como para el deudor. Vamos a ver en qué consiste exactamente este proceso y cómo debe afrontarlo un autónomo.
5Negociación del convenio
Lo primero que se hace en el proceso es hacer una radiografía de cómo está la situación económica del afectado. Hay que saber qué debe el autónomo, en concepto de qué lo debe y a quién se lo debe. Esto permitirá catalogar las deudas según sean privilegiadas, ordinarias o subordinadas.
Una vez hecho esto el administrador se encarga de negociar un acuerdo de pago entre deudor y acreedores. Normalmente es el autónomo deudor el que propone un acuerdo de pago. No obstante, los acreedores que representen al menos el 20% del pasivo también pueden presentar su propuesta de pagos.
Lo habitual en estos casos es que el acuerdo incluya quitas, esperas, rebajas de la deuda y aplazamientos. Se debe tener en cuenta que estamos ante alguien que no tiene ya liquidez para pagar lo que debe, así que hay que darle facilidades. Esto implica que en muchos casos los acreedores se resignan a perder una parte de lo debido.