Que un empresario o un autónomo tengan deudas no es nada extraño. El problema viene cuando el pasivo excede con mucho al activo del negocio y no es posible hacer frente al pago de las obligaciones contraídas. Cuando la situación es extremadamente grave y se ha llegado, o se va a llegar a un estado de insolvencia, la única solución viable es el concurso de acreedores.
Al procedimiento concursal solo pueden acceder empresas y profesionales. A través de él se intenta buscar una solución a la situación de insolvencia que sea lo más justa posible tanto para los acreedores como para el deudor. Vamos a ver en qué consiste exactamente este proceso y cómo debe afrontarlo un autónomo.
3¿Cuándo acudir a un concurso de acreedores?
El autónomo que reconoce su situación e insta el concurso de acreedores lo tiene más fácil para que se aprecie su buena fe, algo que puede ser muy importante a lo largo del proceso. Por eso, es importante que el profesional analice su situación y sea realista, a fin de determinar si puede aguantar o si ha llegado el momento de entrar en proceso concursal.
Algunos síntomas que pueden estar indicando que es aconsejable optar por el concurso de acreedores son los siguientes: bajada continuada de los ingresos, previsibles cambios en el sector que disminuirán todavía más la rentabilidad del negocio, falta de liquidez que ha llevado a la venta de activos no necesarios, abandono del proyecto por parte de los socios, incumplimiento de obligaciones y aparición de deudas, acumulación de stock no deseado, apalancamiento financiero elevado.