El autónomo puede pasar por situaciones a lo largo de su vida que afecten a su salud física e impidan que pueda desarrollar su trabajo, ya sea de forma temporal o incluso permanente. Son lo que se conoce como incapacidades laborales. Pero no todas ellas son iguales, varían en función de la causa que las origina y los efectos que tienen sobre la persona.
Hablamos de incapacidades laborales cuando alguien sufre una enfermedad o un accidente a consecuencia de los cuales se ve impedido para llevar a cabo su trabajo. Estas situaciones pueden afectar tanto a trabajadores por cuenta ajena como a trabajadores por cuenta propia, pero en esta ocasión vamos a centrarnos en las que inciden sobre el autónomo.
8Gran invalidez del autónomo
La gran invalidez es una cuantía que complementa la prestación por incapacidad permanente absoluta. Se concede en aquellos casos en los que el afectado necesita de la asitencia de otra persona para realizar los actos más esenciales de la vida cotidiana: asearse, desplazarse, vestirse, etc.
La cuantía que se cobra es la pensión de incapacidad permanente absoluta con un incremento de entre un 45% de la base mínima del Régimen General y un 30% de la última base de la contingencia que dio lugar a la declaración de incapacidad. Este extra que se abona está destinado a que el afectado pueda remunerar a la persona que le atiende.