Aunque la ciudad por excelencia de Miguel de Cervantes es Alcalá de Henares, desde la capital de España, Madrid, también se desea rendir un merecido homenaje al creador español más internacional. A partir de esta premisa, podemos encontrar varios monumentos al escritor. Uno de los más conocidos se encuentra en la plaza de las Cortes: una estatua de gran tamaño que representa al autor de El Quijote.
Podemos verlo, orgulloso, retratado vistiendo un elegante traje de su época. Destaca la chaquetilla abotonada, el calzón corto y la rígida gorguera con la que lo hemos visto en innumerables ocasiones. Además, también tiene una espada en su lado izquierdo que representa su carrera militar. Al lado derecho, un rollo de papeles representa su etapa como escritor.
El brazo es el elemento que tapa la capa, cubriendo la parte más vulnerable del «Manco de Lepanto». Esto es lo que vemos, pero aún más interesante es lo que no vemos. Descubre el tesoro que se esconde bajo la estatua de Cervantes en Madrid.
2Un tesoro oculto bajo el tributo al escritor
Podría ser una de las tantas estatuas que vemos en Madrid. Sin embargo, desde hace unos años se ha hecho más que famosa. La razón es el descubrimiento de un tesoro debajo de la misma. Fue en el año 2009, cuando se estaba remodelando la plaza de las Cortes. Tuvieron que echar la estatua a un lado y, cuál fue la sorpresa de los operarios cuando, debajo del lugar en el que antes descansaba Cervantes, encontraron algo que captó su atención: una lápida con una anilla al más puro estilo de una puerta secreta.
Después del hallazgo, se vieron obligados a parar las obras. Un grupo de arqueólogos llegaron al lugar y abrieron la compuerta encontrada. Del hueco salía un olor muy desagradable, pero no se detuvieron. Tras meter medio cuerpo dentro del oscuro agujero, tiraron con fuerza y encontraron una caja de plomo hermética muy envejecida. De medidas pequeñas, el tesoro había sobrevivido al paso del tiempo.
De inmediato, la caja se trasladó de la estatua de Cervantes al Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares, Madrid. Aquí descubrieron que el olor era parte de la sustancia que la protegía contra el paso de los años, la humedad y todo tipo de insectos. Abrieron el cofre y los arqueólogos confirmaron sus sospechas: se encontraba ante una auténtica cápsula del tiempo.