Los primeros coletazos del covid-19 en la economía mundial parecía que ponían de manifiesto una incómoda realidad para Apple: está más cerca de ser un productor industrial que una tecnológica. Al fin y al cabo, el negocio troncal de la compañía que dirige Tim Cook es fabricar productos y venderlos. Eso sí, con un margen y una fidelidad superior al resto. Por ello, la firma de Cupertino cayó con más fuerza que el resto de las llamadas FAANG (que incluye también a Amazon, Facebook, Netflix y Google). Sin embargo, es la que mejor se está recuperando desde los mínimos de marzo y es la que más sube en el año natural. ¿La razón? La profunda transformación de Apple.
El tiempo ha sido el mejor aliado de la marca de la manzana mordida. Se podría decir que, obviamente, nunca le viene bien a ninguna empresa enfrentarse a una recesión. Mucho menos, si es tan profunda como la actual. Pero, también es cierto que es parte del ciclo (son inevitables) y que pueden llegar en momentos más o menos idóneos. Un ejemplo muy claro, para bien, es Apple, mientras que otro para mal es Disney. La primera se enfrenta a una crisis severa con su transformación digital consolidada, aunque todavía tenga mucho recorrido. A la segunda, el covid-19 la ha pillado en mitad de su diversificación (lanzamiento de Disney+) o con un volumen excesivo de deuda (por la compra de Fox).
El resultado es más que evidente. Apple se revaloriza un 70% en el último año y roza máximos históricos, mientras Disney se deja un 12% en dicho periodo. Samsung, para ver que no es cosa de sectores, ha subido en torno a un 10% en las últimas 52 semanas. Ambas empresas son gigantes que no se hundirán en esta crisis, pero se puede apreciar como el golpe ha sido desigual. La fortaleza de la firma que dirige Cook no está tan ligada a su fortaleza financiera o fidelidad, sino que tiene que ver con su cada vez más deslumbrante división de servicios.
CRECIMIENTO IMPARABLE DE LOS SERVICIOS
La fortaleza de dicha área ya se conocía. De hecho, los servicios sumaron más de 46.000 millones de dólares (unos 42.000 millones de euros) en ingresos durante el anterior ejercicio, que empiezan y acaban en septiembre. Para hacerse una idea, solo un par de compañías en España son capaces de generar ese volumen de ingresos. Así, por ejemplo, Iberdrola facturó 6.000 millones menos en el mismo periodo. Aunque, lo mejor (y lo que explica en parte el fulgurante crecimiento en el último año de la compañía) es que esa cifra se va a quedar muy corta en 2020.
En concreto, la compañía cerró su primer semestre fiscal, el 30 de marzo, con un volumen de facturación de la rama de servicios por encima de los 26.000 millones de dólares. Una cifra que impresionó a los inversores por dos razones. Por un lado, porque la proyección para final de su año fiscal es superar con holgura los 52.000 millones (ingresará más que cualquier compañía en España). Por otro, debido a que los datos del segundo trimestre, de 13.348 millones, superó con creces las previsiones del mercado que esperaba en torno a 12.850 millones.
Pero, las sólidas cifras y el fuerte crecimiento de los servicios no su mejor baza, sino que lo es su rentabilidad. Además, la ha ido mejorando con el paso del tiempo. Así, el margen bruto (el único al que podemos llegar) fue del 60,7% en 2018, del 63,73% en 2019 y en este último trimestre alcanzó el 65,37%. Una barbaridad dados los volúmenes de ingresos que, si nos fijamos en sus competidores, son tres veces mayores a los que Facebook genera con Instagram o Google con Youtube.
APPLE SE REARMA EN PRODUCTOS A PRECIOS MÁS BAJOS
En definitiva, que más allá de las fortalezas evidentes del negocio de productos físicos de Apple, la compañía cuenta con una división que es una máquina de generar dinero. Además, con una rentabilidad apabullante. Una situación que fortalece a su vez el ciclo de creación y producción. De hecho, los márgenes tan altos son una bendición porque libera a la compañía de rascarlos a través de incrementos en los precios de sus productos. Sobretodo, en el caso de los iPhone cuando, además, se ha demostrado que ha llegado a ser contraproducente.
De hecho, los últimos lanzamientos refuerzan la idea. La última gama de iPhone en el mercado fue la más barata en años, sin desmerecer en calidad. Asimismo, Apple planea poner a la venta un nuevo iPad de 10,8 pulgadas y la versión mini (llegará en 2021), ambos a precios asequibles. Todo ello, con la intención de captar una base más amplia de usuarios a los que comercializar los servicios, ya que si bien pierde márgenes por un lado lo recupera (con creces) por el otro. Al final, el círculo fluye y la compañía sigue mejorando sus cifras.
Pero, esas no son las únicas novedades de la compañía. Cook y su equipo no han parado de hacer movimientos en el último mes: se prepara el primer móvil 5G de Apple que será el iPhone 12. El lanzamiento de mejoras en sus Mac o los nuevos iPads, ya mencionados, que llegarán en el próximo año. También se ha anunciado que se comprará material para abastecer Apple TV (reforzando el área de servicios) o que ha trasladado la fabricación de sus Airpods futuros, que han sido un éxito de ventas, a Vietnam para aislarse de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos.
En conclusión, la estrategia del ‘Caballo de Troya’ de Apple ha funcionado a la perfección. La compañía ahora ya no depende tanto de las ventas y los márgenes de sus iPhone gracias a su otro gigante. Ahora, ya no es una firma de hardware, sino que combina también un sólido negocio puramente tecnológico. Y, por último, en 2021 se convertirá (muy probablemente) en la compañía que más dividendos paga en el mundo. ¿Alguien da más?