El Gobierno prevé llevar este martes al Consejo de Ministros la Ley de Cambio Climático, con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050. En los últimos años, todas las empresas han acelerado para ser sostenibles y el sector financiero no ha permanecido ajeno.
La Unión Europea “quizás la zona del mundo más concienciada con el problema y motor de impulso de las principales propuestas de reforma”, entiende que este sector, como cualquier otro debe hacer sus deberes para solventar este desafío global, explica Alberto Blanco, profesor del IEB.
En el plan de acción de la Comisión Europea sobre Finanzas Sostenibles de 2018 se establecen tres objetivos. Reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles con el fin de alcanzar crecimiento inclusivo; Gestionar los riesgos financieros que llevaría aparejados el cambio climático, la degradación del medio ambiente y sus repercusiones en la sociedad; E impulsar la transparencia y supervisión en su actividad económica y financiera.
Por otro lado, Naciones Unidas celebró en septiembre de 2019, una cumbre con las principales entidades financieras en Nueva York donde 130 bancos de todo el mundo reafirmaron su adhesión a los Principios de Banca Responsable.
AGENDA 2030
Entidades españolas como BBVA, Santander, Caixabank, Bankia o Sabadell, participaron en la firma y se comprometieron a respetar los Objetivos de Desarrollo Sostenible señalados en la Agenda 2030 de la ONU y los Acuerdos de Paris de 2015.
Entre las medidas a adoptar, los bancos tienen que bajar su presencia en empresas contaminantes e incrementarla en empresas sostenibles y premiarle con créditos más bajos. Es decir, lo que no puede hacer un banco es prestar dinero a una empresa que quiera sacar adelante un proyecto que cause un daño medioambiental.
No solo supone el impacto “legal”, también está el daño reputacional si las entidades no aplican estas prácticas. “La banca del futuro no podrá justificar la financiación o el beneficio proveniente de actividades incompatibles o contrarias al cuidado de nuestro mundo” añade el experto.
Las finanzas sostenibles se han convertido en una palanca fundamental de este desafío, pero no es suficiente con invertir en la transformación de un modelo social y productivo, sino que es necesario exigir que la financiación esté sujeta al estricto cumplimiento de los criterios ESG o ISR, que ya han dejado de ser un nicho para unos pocos concienciados y ahora son una tendencia debido a su creciente e imparable demanda.
NO ES VERDE TODO LO QUE RELUCE
A pesar del esfuerzo y de que todos los bancos españoles llevan en sus planes estratégicos cumplir con estas medidas, Santander y BBVA siguen generando polémica porque se encuentran entre los 35 bancos del mundo que más invierten en combustibles fósiles.
El informe “Fossil Fuel Finance Report Card” muestra una clasificación de los bancos internacionales con peor comportamiento y que “continúan conduciéndonos hacia el desastre climático”, ya que a pesar de sus compromisos con el Acuerdo de París hace cuatro años, continúan invirtiendo en empresas de petróleo, gas de fracking, gas natural licuado o carbón.
En estos cuatro años, los bancos que contempla el estudio han invertido 2.700 millones de dólares y los más activos han sido los americanos, liderando la lista JPMorgan. En 2019, BNP Paribas, junto al Banco Santander y CIBC fueron los bancos que más aumentaron su financiación fósil respecto un año antes.
La entidad que preside Ana Botín ha pasado de invertir 6.301 millones en 2016 a 8.977 millones en 2019. Pero la cifra impacta más al observar que en 2017 y 2018 había bajado a los 5.000 millones. De manera que en el último año subió en más de 3.000 millones.
BBVA ha invertido 17.452 millones de dólares desde 2016 y en todos, la cifra ha sido bastante similar, con 4.600 millones de media cada año. El informe concluye que en lugar de ir reduciéndose, la financiación para las empresas del sector a través de los bancos ha aumentado cada año desde el Acuerdo de París.
¿QUÉ DICEN LOS BANCOS?
Desde BBVA explican a Merca2 que entre las prioridades estratégicas del Grupo para 2020-2024 está “acompañar a sus clientes en la transición a un mundo más sostenible” y eso incluye incorporar en la estrategia y el negocio del banco los riesgos y oportunidades vinculados con el cambio climático y el alineamiento de portfolios con el Acuerdo de París sobre el Clima.
Y en este aspecto, el grupo que preside Carlos Torres cuenta con normas sectoriales que limitan la concesión de créditos a determinadas empresas.
En la misma línea, el Banco Santander detalla que a cierre de 2019, su cartera “se compara favorablemente: en combustibles fósiles con una menor exposición al carbón, y en energía con una alta exposición a las energías renovables”.
La proyección de la cartera del banco para 2024 está en línea con el mix de tecnologías en los escenarios de la Agencia Internacional de la Energía para alinearse con los objetivos de París. Pero permanecer alineados con París más allá de 2024 requeriría que sus clientes aumenten aún más su participación en energías renovables y reduzcan el carbón al tiempo que aumentan el gas.