Al volver a casa después de hacer la compra en el supermercado, lo primero que hacemos es meter todos los alimentos en la nevera. Cuando se trata de alimentos perecederos está muy bien, pero no todo lo que compras debe guardarse en frío. Alimentos como la miel, las cebollas o las patatas nunca deberían ir al frigorífico, y hay una razón de peso para ello.
El frío no siempre es bueno para todos los productos, esto no quiere decir que de ninguna manera puedas guardar las patatas en tu nevera. Primero, has de saber qué pasa en este alimento cuando lo guardas en frío, y después, las formas en las que puedes almacenarlo en casa.
5Cuando están fritas
Esta es la peor de las cuestiones, ¿cuántas veces has hecho patatas fritas y te ha sobrado una buena cantidad? Y es que lo peor viene al calentarlas de nuevo, pues ya no están igual, dejan de ser crujientes y su textura es terriblemente blanda. Pero no te preocupes, no tendrás que volver a pasar por esto, pues hay un truco para que parezcas prácticamente recién hechas.
Lo que debes hacer después de sacarlas de frigorífico es volver a pasarlas por la sartén, eso sí, solo un par de minutos, lo suficiente para que vuelvan a estar crujientes y no absorban demasiado aceite. Otra opción es guardarlas en un recipiente hermético con un chorrito de aceite por encima. Cuando las vayas a comer, pásalas por la sartén, pero sin la cantidad de aceite de antes, pues ya lo tienen incorporado, y su sabor sería imposible.
Si lo que tienes son unas patatas fritas de bolsa, es importante cerrar muy bien el envase en el que vienen. Usa una pinza para que el cierre esté bien asegurado y no entre el aire en la bolsa dejándolas rancias. Pero si su envase se ha roto, es imposible conservarlas como es debido, por lo que deberías cambiarlas a un nuevo recipiente hermético.