Los corticoides son unos compuestos usados en medicina bastante comunes y que se suelen recetar a los pacientes aquejados de muy diversas dolencias. La cortisona es una de las hormonas corticoides más conocidas por la mayoría de las personas, aunque hay otras muchas composiciones y medicamentos que por su nombre aparentan no tener este tipo de compuestos, pero la tienen camuflada entre sus ingredientes.
Gracias a estos compuestos los corticoides pueden tratar desde problemas en la piel, hongos, hasta otras muchas enfermedades. Su versatilidad es tan enorme que muchas de las personas han sido o son tratadas actualmente con este tipo de medicación. Y deberías saber qué efectos tienen en tu cuerpo, algo que deberías conocer si cuidas especialmente tu salud…
No obstante, debes saber que no todo lo que dicen es cierto. Además, los profesionales médicos saben controlar las dosis, la prolongación del tratamiento, y suelen retirarlos o evitarlos cuando no son estrictamente necesarios. Y en caso de algún efecto secundario, se pueden tomar las medidas oportunas.
4Mitos sobre los corticoides
No siempre los medicamentos que terminan en -isona son los que tienen corticoides o cortisona. Es un falso mito que mucha gente cree. Por ejemplo, la Hidrocortisona o la Prednisona, son algunos de los que se pueden identificar fácilmente. Pero existen otros muchos que no tienen esa terminación y tienen estos componentes camuflados entre sus ingredientes.
Es probable que estés tomando algún tipo de corticoide si padeces alguna de estas enfermedades:
- Enfermedades de las vías respiratorias como el asma, EPOC, etc., ya que están en muchos aerosoles o inhaladores y spray nasal.
- Enfermedades dermatológicas, como las alergias, dermatitis, soriasis, etc. Se encuentran en innumerables cremas tópicas.
- Enfermedades oftalmológicas, como la conjuntivitis alérgica y otras infecciones. Los corticoides se encuentran en varias gotas oftalmológicas, pomadas óticas, etc.
- Enfermedades renales, como el nefrótico y otras afecciones de tus riñones. Se pueden usar en comprimidos, cápsulas, jarabes, gotas, etc. Es precisamente este formato el que se usa para otros casos como los siguientes.
- También cuando te someten a trasplantes de órganos, e incluso en tratamientos oncológicos. Aquí puede usarse también por vía intravenosa o en inyecciones intramusculares.
- Para las lesiones inflamatorias musculares como la tendinitis.