A nadie le gusta deber dinero, pero mucho menos a un autónomo, puesto que sabe que esta situación le puede complicar mucho su actividad e incluso puede limitar su acceso a financiación. Si deber dinero nunca es una situación agradable, la cosa empeora cuando encima se produce la inscripción en un registro de morosos.
El autónomo que ve su nombre en un fichero de este tipo sabe que a partir de ese momento su vida profesional se va complicar. Es posible que no pueda obtener un préstamo bancario, tal vez ni un crédito rápido. Sin embargo, esto no es el fin del mundo, esta es una situación que tiene remedio.
5La prescripción de la deuda
Antes hemos señalado que la mejor manera de dejar de ser deudor es pagar lo debido, pero lo cierto es que hay otra forma de poner fin a la deuda: esperar a la prescripción de la misma. Una figura legal que implica que la obligación de pago desaparece pasado un tiempo. Siempre y cuando el acreedor no te haya reclamado de nuevo el pago y haya conseguido que el plazo de prescripción vuelva contar desde cero.
La prescripción de las deudas está recogida en el Código Civil. Se estable un plazo diferente para cada tipo de deuda. Por ejemplo, las deudas hipotecarias prescriben a los 20 años y las deudas con la Seguridad Social a los cuatro años. En cuanto a las deudas para las que la ley no establece un plazo concreto, se entiende que prescriben a los 5 años.
Sin embargo, esperar a la prescripción de la deuda es muy arriesgado, puesto que esta no se suele dar. En la mayoría de los casos los acreedores están atentos y hacen la reclamación antes de que venza el plazo. Además, cuánto más tiempo esté pendiente la deuda más intereses de demora genera.
