Conforme está el mercado laboral, no es de extrañar que cada vez seamos más los que nos preguntemos cómo hacer para tener un dinero extra ahorrado que complemente la jubilación. De ahí que cada vez vaya creciendo más el interés por el plan de pensiones.
Si después de que finalice tu vida laboral no quieres verte con el agua al cuello, contratar uno de estos planes por tu cuenta puede ser la solución adecuada. El panorama de las pensiones cada vez está menos claro, y quién sabe si dentro de 30 años ni siquiera existan.
Si se diera el caso de que el futuro fuera demasiado negro, no dudes que una buena opción es procurarte por tu cuenta unos ahorros seguros. Pero, ¿cómo hacerlo? Descubre las claves a tener en cuenta antes de abrirlo.
Antes de nada, ¿qué es un plan de pensiones?
Un plan de pensiones es un instrumento financiero de ahorro que se contrata de cara a la jubilación, realizando aportaciones de forma periódica.
Gracias a este, en el momento de la jubilación, incapacidad o fallecimiento, el particular podrá disponer de un capital o renta. Existen planes de pensiones individuales, cuando el particular lo adquiere por su cuenta en una entidad financiera; y de empleo, en los que la empresa aporta una parte y la otra el empleado.
El primero podrá traspasarse a otro tipo de planes, pero en el segundo no podrán movilizarse los derechos consolidados. Esto cambiaría si se extinguiera la relación laboral, si queda dispuesto en las especificaciones del contrato.
Los planes de pensiones más rentables
Para esto, como con casi todo, no existe una respuesta fija. La verdad es que depende de varios factores que hay que tener en cuenta antes de contratarlo.
Uno de estos factores es el plazo temporal. Lo más recomendable es elegir períodos amplios. Otro es el tipo de plan que se escoja. Cuando te decidas a abrir un plan de pensiones, lo ideal es comparar varios con las ofertas conseguidas en varias entidades financieras.
Esto es válido, sobre todo, para aquellos particulares que lo vayan a contratar por su cuenta. Déjate en todo momento guiar por los expertos.
El mejor momento para contratarlo
Desde el primer momento en el que ingresamos en el mundo laboral, es bueno ir pensando a largo plazo sobre nuestra jubilación.
Esto es así ya que, cuanto antes se empiece, menor será el esfuerzo que debamos realizar. Disponemos de más años para ahorrar y, además, la rentabilidad del dinero será mayor, con lo que podremos conseguir mucho antes nuestro propósito.
En esta primera etapa (fase de capitalización), las aportaciones son bajas. Sin embargo, en las siguientes se irán incrementando de forma gradual, pues también la capacidad de ahorro del cliente será mayor y el tiempo que quede irá disminuyendo.
Pregunta si puedes disponer de tu dinero cuando quieras
Una de las cosas a tener en cuenta antes de firmar el contrato para abrir el plan de pensiones, es conocer en todo momento cuándo podrás disponer de tu dinero.
El dinero del plan se puede recuperar cuando llegue el momento de tu jubilación o antes, en el caso de que exista un caso de incapacidad o fallecimiento (en este caso será recuperado por los herederos).
También existen otros tres supuestos de cobro anticipado: por desempleo prolongado, por enfermedad grave o en caso de desahucio de la vivienda habitual. En otros casos, se podrá rescatar el dinero si han pasado diez años desde la primera aportación al plan.
Ahorrar mes a mes o a final de año
Siempre es recomendable ir realizando aportaciones de forma periódica, pueden ser de forma mensual o trimestral. Más que hacerlo a final de año, pues pues ir controlando mejor los movimientos.
Esto además te ayudará a planificar mejor y a crear una rutina financiera a largo plazo que te permitirá controlar mejor tus ahorros y te costará mucho menos trabajo hacerlo que realizándolo una vez de golpe.
Según un estudio contrastado, las personas que realizan una única aportación lo hacen un 4% más caro que los que lo hacen de forma periódica mensualmente.
¿Es mejor un plan de pensiones que un fondo de inversión?
Un fondo de inversión es idóneo para ahorrar, pues de la misma forma que el plan de pensiones, permite una gestión profesional y diversifican el ahorro en varias inversiones.
La diferencia entre ambos es que el plan de pensiones es un vehículo ilíquido hasta el momento de la jubilación, a no ser que suceda alguno de los casos mencionados anteriormente. Sin embargo, los fondos tienen liquidez en un plazo máximo de 72 horas.
Un consejo es no contratar un plan de pensiones si el ahorrador no necesita beneficio fiscal anual pues, cuando se perciban los derechos consolidados, tributan como rendimientos netos de trabajo.
La fiscalidad de los planes de pensiones
El plan de pensiones es el único instrumento financiero que tiene reducción en la base imponible en el IRPF. El límite es de 8.000 euros desde el año 2015 (para los que tienen 50 años mínimo).
Si aportamos 1.000 euros y se tributa al 40% de renta, Hacienda nos va a devolver 400 euros. Cuando estemos jubilados, deberemos pagar por el dinero rescatado como rendimiento de trabajo.
Sin embargo, debemos también tener en cuenta que el efecto de diferir el impuesto durante un largo período de tiempo (20 o 30 años) otorga a este instrumento financiero de ahorro una fiscalidad bastante ventajosa.
Plan de renta fija o variable
Cuantos más años falten para la jubilación, más agresiva debería ser la inversión. Pues es la forma de obtener una mayor rentabilidad.
De otra manera, cuando nos vayamos poco a poco acercando al momento de la jubilación, deberemos reducir el riesgo y ser prudentes, para centrarnos en alternativas más conservadoras. Esto nos ayudará a conservar íntegro todo lo que hemos ganado.
Un ejemplo es que los menores de 35 podrían invertir el 70% de los ahorros en activos de renta variable y el 30% en aquellos de renta fija. Entre los 35 y 45 el 60% en variable y el 40% en fija. Entre 45 y 55 el 45% en renta variable y 55% en fija. Y para mayores de 55 el 20% en renta variable y el 80% en renta fija.