¿Llorar es de débiles? En muchas culturas, el llorar está asociado a la debilidad, e, intrínsecamente, a lo femenino cuando se entiende que la mujer es el sexo débil. Sin embargo, al igual que la risa tiene propiedades terapéuticas, también llorar es beneficioso. Si durante estos días de confinamiento sientes que necesitas desahogarte, tranquilo. No es un drama. Estas son las razones para llorar durante el covid-19 que te avalan en ese sentimiento. No te escondas, y no te mortifiques. Aunque por nuestra cultura heredada resulte habitual asociar el llanto con acontecimientos y sensaciones negativos, en realidad llorar es un acto cargado de beneficios para nuestra salud.
Ya seas un sanitario sometido a una gran presión y estrés, un paciente que lo está pasando mal, una persona que ha perdido a un familiar o amigo y no ha podido despedirse de él o cualquier ciudadano que así lo sienta, llorar es bueno. El miedo, el cansancio, la frustración, la impotencia, el estrés...Todos ellos se han convertido en nuestros nuevos compañeros, unos acompañantes forzados que sobrellevamos como podemos. Pero en ocasiones es bueno estallar y aliviar esa presión sentimental con el llanto. Porque todos somos humanos y sentimos como tales. Según la ciencia, estos son los beneficios para nuestra salud del acto simple de llorar.
1LLORAR MEJORA TU VISIÓN
Las lágrimas son un lubricante natural que hidrata la mucosa ocular. De hecho, según los investigadores, el hecho de tener lagrimal protege la visión de numerosas infecciones, aunque también pueda ser origen de alguna de ellas. Si no pudiéramos llorar y si ni lloramos y dejamos que el lagrimal se seque, estaremos más expuestos a problemas y enfermedades oculares. Así que sí, las lágrimas son un alivio emocional pero también tienen un interés físico para nuestro cuerpo. Si el ojo se deshidrata, tenderá a ver más borroso. Las lágrimas actúan como reparador del enfoque.
Así pues, y según el Instituto Estadounidense del Ojo, las lágrimas que liberamos al llorar tienen una función muy concreta: hidratar, limpiar y deshacerse de las partículas de polvo y suciedad que pueda haber en los ojos.